El último golpe (2001)

“El último golpe” no es una película que te consuele. Es una incursión brutal en la psique de un hombre consumido por el peso del pasado y la amargura de un presente corrupto. Dirigida por David Mamet, y con una atmósfera densa que se siente en cada fotograma, la película se presenta como un thriller noir moderno, profundamente arraigado en la ciudad de Chicago, un escenario que ya conoce a la perfección Mamet.

La película se centra en el detective Jack Slate, interpretado con una intensidad palpable por Joe Pesci. Pesci ofrece una actuación magistral, construyendo un personaje complejo, a la vez vulnerable y despiadado. No es el detective heroico de Hollywood. Slate es un hombre marcado, un marginado que ha perdido la fe en el sistema y la gente, y que se aferra a la ley como a un último vestigio de cordura. Su actuación no se basa en la grandilocuencia, sino en la sutileza y en el sutil arte de la mirada, transmitiendo el cansancio y la desilusión que lo carcomen. La dirección de Mamet se centra en la expresión facial y en el lenguaje corporal, amplificando el impacto emocional de cada escena.

El guion, escrito por Mamet, es una joya de la concisión. Cada diálogo es un entramado de insinuaciones y ambigüedades, que te obliga a analizar cada palabra y a cuestionar la veracidad de cada declaración. La película evita las explicaciones fáciles, dejando que la trama se desvuelva de manera orgánica, aunque a veces pueda resultar un poco lenta para el espectador acostumbrado a ritmos más frenéticos. La construcción de la trama se basa en la credibilidad, y a medida que avanza, se revela una red de mentiras y traiciones que se complica exponencialmente, manteniendo al espectador en vilo hasta el final.

La fotografía, en tonos oscuros y apagados, contribuye a crear un ambiente claustrofóbico y opresivo, reflejando el estado mental de Slate. La banda sonora, minimalista y disonante, acentúa la sensación de tensión y peligro. Mamet no rehuye los elementos más crudos del género negro, mostrando la violencia y la corrupción de Chicago con una franqueza inquietante. Sin embargo, la película no se reduce a una mera estética violenta; busca explorar la moralidad difusa y los límites de la justicia en un mundo donde las reglas no siempre se respetan.

“El último golpe” no es una película fácil de ver, pero es una experiencia cinematográfica poderosa y memorable. Es una reflexión sobre la condición humana, la redención y la fragilidad de la identidad. Se trata de un thriller psicológico que te incomoda y te hace pensar, incluso después de que los créditos finales hayan comenzado a rodar. Es un trabajo honesto y desafiante que, en definitiva, se erige como una valiosa adición al género noir.

Nota: 8/10