“10 Minutos Menos” es una propuesta cinematográfica que, a primera vista, se presenta como un thriller psicológico centrado en la pérdida de memoria y la búsqueda de la identidad. Sin embargo, tras un visionado más profundo, la película revela ser una experiencia cinematográfica más compleja y, en ocasiones, frustrante. La idea central – un criminal que, tras un atraco fallido, pierde diez minutos de su vida y debe recuperarlos para descubrir quién lo traicionó – es intrigante, pero la ejecución no siempre cumple con las expectativas planteadas.
La dirección de Daniel Alterman, en su primera incursión en la dirección, mantiene un tono claustrofóbico y perturbador. Las imágenes son deliberadamente oscuras y la banda sonora, a menudo inquietante, contribuye a la sensación de desorientación que experimenta el protagonista, Marcos (interpretado con una intensidad palpable por Juan Bautista). El uso de la cámara, a menudo en primer plano, intensifica la sensación de vulnerabilidad del personaje y nos sumerge en su desesperación. No obstante, la insistencia en la oscuridad puede llegar a ser excesiva, disminuyendo la claridad visual y, en ocasiones, dificultando la conexión emocional con la historia. A pesar de esto, se observa un esfuerzo por crear una atmósfera opresiva que, en general, funciona bastante bien.
El corazón de la película reside en la actuación de Juan Bautista, quien ofrece una interpretación notablemente creíble como Marcos. La interpretación es sutil, llena de matices y refleja la angustia, la confusión y la creciente paranoia de un hombre que se hunde en el olvido. La gradual pérdida de la memoria se transmite a través de sus expresiones faciales y de su lenguaje corporal, lo que permite al espectador experimentar el pánico y la incertidumbre que siente el protagonista. Sin embargo, el resto del elenco no logran alcanzar el mismo nivel de profundidad, con algunas actuaciones que, en ocasiones, se sienten algo artificiosas.
El guion, firmado por Alterman y Nicolás Federman, presenta ideas interesantes, pero también demuestra cierta fragilidad. La trama se complica gradualmente, introduciendo personajes secundarios y giros inesperados que, si bien son prometedores, no siempre se desarrollan con la maestría esperada. La lógica de la pérdida de memoria, aunque central para la premisa, se presenta a veces de forma poco convincente, generando algunas lagunas narrativas que dificultan la inmersión en la historia. El ritmo de la película, a pesar de la intensidad emocional, es desigual, con momentos de gran tensión interrumpidos por secciones más lentas y contemplativas. La exploración de la identidad y el recuerdo, temas recurrentes en el cine, no se profundiza lo suficiente, quedando en una superficie que podría haber sido mucho más rica y matizada.
En definitiva, “10 Minutos Menos” es una película con potencial, que ofrece momentos de suspense y reflexión, pero que también sufre de algunas inconsistencias en su ejecución. La actuación de Juan Bautista y la atmósfera opresiva son los principales atractivos de la propuesta, pero el guion y la dirección podrían haber sido más pulidos. Es una experiencia cinematográfica que, aunque no alcanza la excelencia, vale la pena ver para aquellos interesados en thrillers psicológicos con toques de ciencia ficción.
Nota: 6/10