101 dálmatas (1961)

“101 Dálmatas” es una película que, a pesar de su innegable encanto nostálgico, se sitúa en una posición un tanto ambigua dentro del canon de la animación Disney. La película, estrenada en 1961, es una explosión de color, diseño de personajes vibrante y una banda sonora que hasta el día de hoy sigue siendo reconocible y entrañable, pero la ejecución narrativa, aunque efectiva para el disfrute infantil, resulta un tanto torpe en comparación con las obras maestras posteriores de la compañía. El guion, con sus diálogos sencillos y su estructura lineal, se centra casi exclusivamente en la persecución de Cruella De Vil y los intentos desesperados de Pongo y Perdita por recuperar a sus cachorros. Es un esquema clásico de cuento de hadas, sin demasiada profundidad ni sutileza.

La dirección de Hamilton Smythe es competente, sin duda, y se enfoca en mantener el ritmo trepidante de la trama. La película tiene un dinamismo que funciona muy bien para mantener enganchado al espectador, incluso para aquellos que la visionan por décima vez. Sin embargo, la falta de una visión particular o un estilo distintivo hace que la película no se destaque entre las producciones de animación de la época. Los efectos especiales, para su tiempo, fueron innovadores y la animación, en general, es de alta calidad. La paleta de colores es exuberante y los diseños de los personajes, especialmente Cruella, son icónicos y perduran hasta nuestros días. La casa de Cruella, con sus amplios pasillos y decoraciones opulentas, es una maravilla visual que contribuye a la atmósfera de cuento de hadas.

Las actuaciones de los personajes animados, aunque no se puede hablar de "interpretación" en el sentido humano, son convincentes. Pongo y Perdita son un dúo adorable, con sus personalidades bien definidas y su inquebrantable amor el uno por el otro. Cruella De Vil, interpretada magistralmente por Brigitte Bardot en la versión teatral, es un villano memorable, con su obsesión por la piel y su actitud malvada. Los secundarios, como Horace y Bolt, también aportan un toque de humor y dinamismo a la historia. El desarrollo de los personajes, aunque simplificado, logra crear una conexión emocional con el espectador.

En definitiva, “101 Dálmatas” es una película entretenida y visualmente atractiva, que evoca la nostalgia de una época dorada de la animación. Si bien no es una obra maestra, su éxito radica en su capacidad para crear un mundo mágico y divertido, lleno de aventuras y personajes entrañables. La película es una banda sonora sonoro de la infancia y sigue siendo un clásico indiscutible para las generaciones que crecieron viendo la película por primera vez. Sin embargo, es importante reconocer que las fortalezas de la película radican más en su estética y su ritmo que en la profundidad de su guion o la complejidad de sus personajes.

Nota: 6.5/10