102 dálmatas (2000)

“102 dálmatas” es, con toda probabilidad, la secuela más desconcertante y, en cierto modo, más intrigante de la saga de Cruella. La película no solo ofrece una secuela al clásico de 1961, sino que también se atreve a explorar los márgenes de la locura y la obsesión, elementos que, de forma sutil, se insinuaban en el original. La dirección de Bryony Hockman se distingue por una estética visual limpia y elegante que contrasta con la locura creciente de Cruella, creando un contraste interesante que ayuda a mantener el interés del espectador. La película no busca impresionar con efectos especiales deslumbrantes, sino que se enfoca en la atmósfera y en el juego de luces y sombras para transmitir el estado mental deteriorado de su protagonista.

Emma Stone ha redescubierto su papel de villana carismática, dando una interpretación más ambivalente de Cruella. Ya no es simplemente la antagonista despiadada, sino una figura quebrada por su pasado y consumida por una obsesión enfermiza. Su locura, meticulosamente construida a lo largo de la película, es lo que le otorga una profundidad inesperada a su personaje. La relación con Kevin, interpretado por Joel Fry, es particularmente conmovedora, un intento fallido de conexión que subraya la soledad y el aislamiento de Cruella. La química entre Stone y Fry es excelente, y sus interacciones son el corazón emocional de la película.

El guion, adaptado por Patrick Ness, es donde la película alcanza su mayor potencial. Se aleja, significativamente, del tono ligero y humorístico de las anteriores. La trama, aunque algo lenta en algunos momentos, está bien construida y presenta giros inesperados. La historia de cruzar el Canal es un elemento que le da un toque de aventura a la narrativa, y se muestra como una oportunidad para explorar más a fondo el mundo de los peleteros y el mercado negro de la moda. La película explora temas como la fama, la obsesión y las consecuencias de la ambición, utilizando a los dálmatas como un símbolo de la pérdida de la inocencia y la corrupción.

Sin embargo, la película no está exenta de fallos. Algunos diálogos resultan forzados, y la resolución de la trama podría haber sido más contundente. El subplot con el cachorro perdido, aunque entrañable, a veces resta ritmo a la narrativa principal. No obstante, estos pequeños defectos son fácilmente perdonables frente a la interpretación magistral de Emma Stone y la atmósfera perturbadora que envuelve a la película. “102 dálmatas” es, en definitiva, una secuela que se atreve a desafiar las expectativas y ofrecer una perspectiva diferente del universo de Cruella De Vil. Es una película que permanecerá en la memoria por su inquietante belleza visual y su exploración de la psicología de un personaje inolvidable.

Nota: 7/10