10x10 (2018)

“10x10” no es una película que te entretiene fácilmente. Es una experiencia cinematográfica deliberadamente incómoda, una disección psicológica que te obliga a observar una escalada de paranoia y obsesión con una lentitud metódica que, a primera vista, puede frustrar a algunos espectadores. Sin embargo, si te permites sumergirte en la atmósfera opresiva que construye David Lowery, descubrirás una película inquietante, con un guion inteligente y un ejercicio de dirección notable, aunque no exenta de ciertas peculiaridades.

El núcleo de la historia, la obsesión de Lewis por Cathy, no se presenta de manera explosiva. Lowery la construye con paciencia, dejando que la tensión se acumule a través de los silencios, las miradas furtivas y los detalles inquietantes en la casa de Lewis. La dirección de Lowery se centra en la creación de un espacio claustrofóbico y perturbador. La fotografía, en particular, es fundamental. La paleta de colores, mayoritariamente grises y apagados, contribuye a la sensación de desolación y aislamiento. El uso de la luz y la sombra es magistral, creando halos de misterio y anticipación. La composición de cada plano es meticulosa, como si cada detalle fuera importante para el desarrollo de la narrativa. La casa de Lewis se convierte en un personaje más, un lugar lleno de secretos y presagios.

Las actuaciones son sobresalientes. Josh Stewart, como Lewis, ofrece una interpretación sutil y contenida, logrando transmitir la creciente desesperación y la locura que lo consumen. Su personaje no es un villano caricaturesco, sino un hombre vulnerable, obsesionado y desequilibrado. Rooney Mara, como Cathy, aporta una calma aterradora. Su personaje, aparentemente normal, encierra un pasado oscuro que Lewis busca desenterrar. Mara logra captar la vulnerabilidad y el miedo bajo una máscara de compostura, lo que hace que la situación sea aún más perturbadora. La química entre ambos actores es palpable, alimentando la tensión dramática.

El guion, adaptado de una pieza de teatro, se centra en la exploración de la obsesión, el secreto y la pérdida de la inocencia. Aunque la trama es relativamente sencilla, el guion destaca por su capacidad para sugerir más de lo que dice. Los diálogos son sparsos y a menudo ambiguos, obligando al espectador a interpretar y a completar los huecos. La película no ofrece respuestas fáciles; en cambio, se centra en la creación de atmósferas y en la exploración de las motivaciones de los personajes. La estructura, aunque inicial puede resultar lenta, finalmente se integra de manera efectiva en el desarrollo de la historia. Es un guion que invita a la reflexión sobre la fragilidad de la mente humana y las consecuencias de las obsesiones.

A pesar de su lentitud y su enfoque en lo inquietante, "10x10" es una película que perdura en la memoria. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien el cine atmosférico, la dirección precisa y las interpretaciones sutiles, ofrece una experiencia cinematográfica singular y memorable. Es una prueba de que el terror más efectivo no reside en los sustos, sino en la creación de un ambiente opresivo y en la exploración de las profundidades de la psique humana.

Nota: 7/10