12 monos (1995)

“12 Monos” es una película que, a pesar de sus pretensiones de ser un thriller de ciencia ficción con toques de suspense psicológico, termina siendo una experiencia ambivalente, tanto fascinante como frustrante. Dirigida por Ang Lee, la película se adentra en un concepto conceptualmente brillante – la alteración del tiempo y las consecuencias de los intentos de cambiar el pasado – pero no siempre logra mantener el ritmo y la coherencia que requiere su premisa tan compleja.

La narrativa se centra en James Cole, interpretado magistralmente por Leonardo DiCaprio, un hombre atormentado por visiones y decidido a cambiar la línea temporal para evitar una devastadora pandemia. DiCaprio logra transmitir con notable efectividad la confusión, la desesperación y la creciente paranoia de Cole, un protagonista que se siente cada vez más desorientado y vulnerable. Sin embargo, la película tiene sus momentos de excesiva artificialidad, donde los efectos visuales, aunque impresionantes en su momento, terminan sobrecargando la escena y restando credibilidad a la situación.

La película no se salva solo gracias a la actuación de DiCaprio, sino también a la química entre éste y Mia Wasikowska, quien interpreta a la psiquiatra Kathryn Railly, la encargada de analizar las extrañas experiencias de Cole. La relación entre ambos personajes es el núcleo emocional de la película, una mezcla de incredulidad, fascinación y una comprensión gradual de la complejidad de la situación. No obstante, el personaje de Jeffrey Goines, interpretado por John Turturro, resulta ser excesivamente caricaturesco y, en general, la película se aparta demasiado de su principal hilo argumental para introducir elementos que no aportan valor añadido al relato.

La dirección de Ang Lee es, en su mayoría, efectiva en la creación de atmósferas inquietantes y claustrofóbicas, especialmente en las secuencias que exploran las distintas versiones temporales de los eventos. Sin embargo, la película se diluye en subplots innecesarias y en una cantidad considerable de diálogo expositivo. El guion, escrito por David Cronenberg y José Padilha, es ambicioso, pero le falta pulido y, en ocasiones, se pierde en detalles superfluos. La exploración de la identidad, el destino y la naturaleza del libre albedrío son temas interesantes, pero no se abordan con la profundidad que merecen. A pesar de esto, la película consigue generar un ambiente de incertidumbre constante y una sensación palpable de que el pasado y el futuro están entrelazados de una manera inquietante.

En definitiva, “12 Monos” es una película que ofrece momentos de brillantez y suspense, pero también algunos defectos notables. Es una propuesta visualmente atractiva y con actuaciones sólidas, pero su complejidad narrativa y su ritmo irregular la convierten en una experiencia poco convencional.

Nota: 7/10