13 asesinatos y medio (1981)

“13 Asesinatos y Medio” (Mid97 Lung Island) es una película que, a primera vista, puede parecer una broma de terror grotesca y con un humor muy particular. Sin embargo, bajo la superficie de la violencia, el absurdo y el humor negro reside una pieza sorprendentemente conmovedora sobre la adolescencia, la pérdida y la búsqueda de la identidad. La dirección de Malcolm Levinson, quien también coescribe el guion, es magistralmente inquietante. Levinson consigue crear una atmósfera de incomodidad constante, no a través de sustos repentinos, sino a través de la meticulosa construcción de personajes y escenarios, y un uso deliberadamente lento del ritmo. El uso de la cámara, a menudo enfocada en los detalles, los gestos y las expresiones faciales, obliga al espectador a conectar emocionalmente con la historia, incluso cuando la trama parece desorientadora.

El guion, además de su premisa inicial, explora la dinámica de una comunidad de skaters de Nueva York, donde el talento, la amistad y la rivalidad se entrelazan de manera compleja. Los personajes son imperfectos, con sus propios defectos y miedos. El protagonista, Ollie, interpretado con una vulnerabilidad palpable por Robert Pattinson, es un adolescente que busca su lugar en el mundo y que se ve marcado por la muerte de su padre, un skater legendario. La película no se limita a mostrar la cultura del skate, sino que la utiliza como una metáfora de la búsqueda de la identidad y la lucha por la aceptación. La relación entre Ollie y su amigo, Mikey, interpretado por Cole Sprout, es el corazón emocional de la película, un vínculo de amistad genuino y el anhelo por la guía y el afecto. La figura paterna, tanto real como simbólica, está ausente, generando un vacío que Ollie intenta llenar con su skate y sus relaciones.

Las actuaciones son excepcionales. Pattinson ofrece una interpretación sutil y poderosa, transmitiendo la angustia y la confusión de un joven que intenta encontrar su voz. Cole Sprout, en su debut cinematográfico, es sencillamente brillante. Su interpretación de Mikey es natural, auténtica y llena de matices, capturando la inocencia y la energía de un adolescente que se enfrenta a la adversidad. Los demás actores secundarios, que componen el elenco de skaters, también ofrecen interpretaciones convincentes, dando vida a un microcosmos de personajes únicos y bien definidos. Incluso el "asesino", The Breather, interpretado por Hunter Schelvis, es un personaje perturbador y memorable, dotado de una lógica interna que, aunque extraña, es profundamente inquietante.

No se puede negar que la película es visceral y a veces perturbadora. La violencia, aunque no es el foco principal, está integrada de manera orgánica en la narrativa, sirviendo como un reflejo del caos y la frustración que experimentan los personajes. La dirección, el guion y las actuaciones se complementan de manera impecable, creando una experiencia cinematográfica única, que trasciende las convenciones del género y ofrece una reflexión honesta sobre la adolescencia y la búsqueda de la identidad. “13 Asesinatos y Medio” es una película que te marca, que te hace pensar y que, para muchos, será inolvidable.

Nota: 8.5/10