18 regalos (2020)

“18 Regalos” es una película que se instala en el corazón con una fuerza sorprendente, una elegía silenciosa al amor y al duelo. Dirigida por Maggie Greenwald, la cinta se centra en la historia de Sarah, una joven cuyo madre, Helen, le diagnostica un cáncer terminal mientras ella misma está embarazada. Helen, presa de la angustia por no poder conocer a su nieta, decide llevar a cabo un plan radical y conmovedor: preparar 18 regalos para su hija, uno para cada año de su vida, que descubrirá en su cumpleaños. La película no se limita a ser una narrativa de pérdida, sino que explora la complejidad de las relaciones maternas, la anticipación del amor y la aceptación, con un matiz que la diferencia de otras historias similares.

El guion, en manos de Susan Smith, es la verdadera columna vertebral de la película. Evita caer en la melodramatismo excesivo, manteniendo un equilibrio entre la emotividad y la sutileza. El ritmo es pausado, otorgando tiempo a que el espectador se conecte emocionalmente con los personajes y sus motivaciones. La relación entre Sarah y su madre es el núcleo de la narrativa, y se retrata con una honestidad brutal, mostrando tanto los momentos de conexión profunda como las frustraciones y los silencios incómodos que inevitablemente surgen en cualquier relación familiar. La película se centra en lo no dicho, en las miradas y en las pequeñas acciones que transmiten más que mil palabras. Particularmente, la forma en que se representa la relación de Sarah con su pareja, Ben, es particularmente efectiva, evitando clichés y mostrando un crecimiento natural en su vínculo.

El reparto es, en su mayoría, excelente. Emma Bell, quien interpreta a Sarah, ofrece una actuación magnética. Su vulnerabilidad y su lucha interna son palpables, transmitiendo la confusión y el dolor de una mujer que se enfrenta a un futuro incierto. Sin embargo, el verdadero corazón de la película reside en la interpretación de Patricia Clarkson como Helen. Clarkson, como es habitual en su filmografía, ofrece una actuación magistral, aportando profundidad y humanidad al personaje. Captura la fragilidad, la determinación y el amor incondicional de una madre que busca dejar un legado a través de sus regalos. La conexión entre Bell y Clarkson es la piedra angular de la película, y su química es innegable, generando momentos de genuino afecto y de palpable dolor.

Visualmente, “18 Regalos” es discreta pero elegante. La fotografía de Christopher Bell es sutil y evocadora, utilizando una paleta de colores apagados y escenas naturalistas para crear una atmósfera de melancolía y esperanza. La dirección artística contribuye a reforzar la sensación de un espacio íntimo y familiar. La banda sonora, en su mayor parte, es discreta, permitiendo que la fuerza de la narrativa y las emociones de los personajes brillen con mayor intensidad. Si bien la historia es profundamente conmovedora, la película no se pierde en el sentimentalismo, ofreciendo una reflexión honesta sobre el amor, la pérdida y el legado que dejamos atrás. Es una obra que, aunque no ofrece soluciones fáciles, nos invita a apreciar la belleza y la fragilidad de la vida.

Nota: 8/10