2013: Rescate en L.A. (1996)

“2013: Rescate en L.A.”, la última propuesta del director John Woos, es un ejercicio de sobrecarga visual y narrativa que, en última instancia, no logra consolidarse como una obra cinematográfica memorable. Woos, conocido por su maestría en el thriller de acción y la entrega de espectáculos grandilocuentes, aquí nos presenta un futuro distópico y desolador, ambientado en una Los Ángeles devastada por un cataclismo y transformada en un estado policial totalitario. La idea central, una crítica mordiente a la vigilancia y la opresión, es ambiciosa pero se ve sacrificada por una ejecución tosca y una puesta en escena a menudo artificiosa.

El guion, escrito en gran parte por Woos, es donde la película más notablemente falla. Se pierde en un laberinto de ideas y conceptos, intentando abarcar demasiado y sin profundizar en ninguno de ellos. Los diálogos son, en ocasiones, artificiosos y poco convincentes, mientras que la caracterización de los personajes secundarios se mantiene a un nivel superficial, relegándolos a meros adornos dentro de la trama. La historia, aunque entretenida en su desarrollo inicial, carece de una resonancia emocional y de una lógica interna sólida, dependiendo en gran medida de la espectacularidad visual para mantener el interés del espectador.

Sin embargo, la película no es un completo desastre. La dirección de Woos, como suele ser habitual, es impactante. Las secuencias de acción son frenéticas, coreografiadas con un virtuosismo admirable y repletas de efectos especiales que demuestran un presupuesto considerable. La recreación de Los Ángeles post-terremoto es visualmente impresionante, una metrópolis en ruinas donde la tecnología y la decadencia coexisten en una atmósfera sombría y opresiva. Las escenas de persecución son particularmente notables, jugando con la arquitectura colapsada de la ciudad y el caos inherente a la situación.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Gerard Butler ofrece un desempeño convincente como Serpiente Plissken, un agente con un pasado turbulento y un código moral en constante revisión. Rosamund Pike, interpretando a la hija del presidente, equilibra la fragilidad y la determinación con una naturalidad que contrasta con la grandilocuencia del entorno. La química entre los dos actores es un punto fuerte de la película, aportando una dimensión humana a la narrativa. Pero el reparto secundario, como ya se ha mencionado, queda eclipsado por la opresión del guion.

A pesar de sus evidentes virtudes visuales y las buenas actuaciones, “2013: Rescate en L.A.” es una película que queda a medio camino. La sobrecarga de ideas y la falta de profundidad narrativa impiden que se convierta en una experiencia cinematográfica verdaderamente satisfactoria. Es un espectáculo visual, sí, pero carece del alma y la sustancia necesarios para dejar una impresión duradera. Es un thriller distópico que, en última instancia, se limita a ser un espectáculo visual sobrecogedor, sin alcanzar la profundidad emocional que promete.

Nota: 6/10