3 Generaciones (2016)

“3 Generaciones” es un drama familiar que, más allá de su premisa central sobre la transición de género, se erige como una reflexión conmovedora sobre las complejidades del amor, la incomunicación y la evolución de las relaciones familiares. La película, dirigida con sensibilidad por Michael Armbruster, se centra en la lucha de Maggie, una mujer soltera que se enfrenta a la decisión de someter a su hijo, Ray, a una cirugía de cambio de sexo, un paso que exige la firma de su padre biológico. A través de esta exigencia, la trama se desenvuelve como una red de conflictos, secretos y percepciones enfrentadas, donde la incomodidad y la desaprobación de la abuela Dolly actúan como catalizadores de la narrativa.

Las actuaciones son, en su mayoría, sobresalientes. El joven actor que interpreta a Ray transmite una vulnerabilidad y una determinación admirable, logrando que el espectador se conecte profundamente con su personaje y con su deseo de vivir plenamente su identidad. Olivia Wilde, como Maggie, ofrece una interpretación realista y cautivadora. Su personaje no es perfecto; se muestra a veces impulsiva, vulnerable y frustrada, lo cual la humaniza y la hace sorprendentemente relatable. Sin embargo, el verdadero punto álgido del reparto es el papel de Dolly, interpretado magistralmente por Julianne Moore. Moore logra comunicar la profunda y visceral incomodidad de la abuela, no tanto por un rechazo intencional, sino por un miedo ancestral, una forma de proteger a su familia, aunque sea a un precio alto. La complejidad de su personaje, su pasado y su lucha interna, la convierten en uno de los pilares fundamentales de la película.

El guion, escrito por Kevin Willner, es el elemento más fuerte de la película. No cae en clichés ni en simplificaciones. Se adentra en la ambivalencia de las emociones familiares, mostrando las diferentes perspectivas con honestidad y empatía. No se ofrece una "solución" fácil, sino que permite al espectador reflexionar sobre la aceptación, el perdón y la importancia de entender a aquellos que son diferentes a nosotros. El ritmo de la película es pausado, permitiendo que las conversaciones y las emociones se desarrollen de manera orgánica. La dirección artística, sencilla pero efectiva, refleja la atmósfera introspectiva de la historia. Hay momentos de gran tensión emocional, intercalados con escenas de quietud y reflexión que acentúan el impacto de la película.

Si bien la película no es una obra maestra de la cinematografía, su mensaje es poderoso y su ejecución, en su mayoría, impecable. Es un relato que invita a la empatía y a la comprensión, y que, sin duda, estimulará debates valiosos sobre la identidad de género, las relaciones familiares y los prejuicios sociales. Es un trabajo honesto y, en definitiva, conmovedor.

Nota: 7.5/10