3 ninjas en el parque de atracciones (1998)

“3 Ninjas en el Parque de Atracciones” no es, sin duda, una obra maestra del cine de acción familiar. Más bien, es un torbellino de color, ruido y slapstick que evoca de manera nostálgica el espíritu de las películas de los 80, ofreciendo una experiencia que, aunque no pretende ser trascendente, sí resulta considerablemente entretenida para un público infantil y aquellos que buscan una escapada ligera y sin complicaciones. La película se sitúa en un universo vibrante y exagerado, un parque de atracciones futurista llamado Maga Mountain, donde los hermanos ninja – Rilla, Kika y Jiro – se dedican a perfeccionar sus habilidades en medio del caos de la diversión. El contraste entre el encanto infantil y la amenaza de la malvada Medusa y su banda de secuaces añade un componente cómico que, en ocasiones, alcanza momentos genuinamente divertidos.

La dirección de Michael T. Carroll es en gran medida eficiente para crear la atmósfera caótica y llena de acción que la película necesita. Hay una notable atención al detalle en la puesta en escena, donde el parque de atracciones se convierte en un laberinto de escenarios coloridos, efectos especiales exagerados y trampas elaboradas. La coreografía de las escenas de lucha, aunque no sofisticada, es dinámica y visualmente estimulante, utilizando la estética de los 80 en su máxima expresión. Sin embargo, a veces la película se pierde en una sobrecarga de efectos especiales, lo que resta pulido a la acción y desmotiva la atención del espectador. El ritmo, aunque inicial, tiende a descender en puntos intermedios, lo que puede resultar tedioso para quienes esperan una trama más elaborada.

Las actuaciones son, en general, aceptables. Los niños protagonistas, liderados por el carismático Rilla, aportan un toque de inocencia y humor. Sus interacciones y diálogos, aunque a veces predecibles, son genuinos y logran conectar con el público. Los actores de voz, particularmente, brindan un buen trabajo, manteniendo la energía y la exageración de los personajes. Sin embargo, las interpretaciones de los villanos, lideradas por Lorraine Blasco como Medusa, son algo planas y carentes de profundidad, limitando el impacto de su amenaza. La química entre los hermanos ninja también podría haber sido más desarrollada, aunque sus dinámicas son un elemento clave del entretenimiento.

El guion, sin duda, es el aspecto más débil de la película. La trama es simple, directa y carece de originalidad. La situación del secuestro de Dave Dragon, la estrella de televisión, es un cliché narrativo que ya ha sido explorado en numerosas ocasiones. La resolución del conflicto, con una serie de maniobras ninja y una explosión final, se siente apresurada y poco desarrollada. El humor, aunque presente, a menudo se basa en chistes visuales que, aunque divertidos en el momento, no dejan un impacto duradero. A pesar de ello, la película logra transmitir un mensaje positivo sobre la amistad, el trabajo en equipo y la valentía, aunque de una forma algo superficial.

Nota: 6/10