30 minutos o menos (2011)

“30 Minutos o Menos” no es una obra maestra cinematográfica, pero tampoco es el desastre absoluto que algunos críticos parecen sugerir. Es, en su esencia, una comedia de acción exagerada y deliberadamente absurda, y funciona sorprendentemente bien en ese cometido. La película, dirigida por Justin Lin (conocido por su maestría en la acción en “Rápido y Furioso”), se basa en un premisa lo suficientemente rocambolesca como para despertar el interés y la entrega un ritmo vertiginoso, aunque a veces demasiado rápido para asimilar plenamente la locura que se desarrolla.

La dirección de Lin es, como se esperaría, impecable en las escenas de acción. Las persecuciones son frenéticas, coreografías de alto octanaje y visualmente impactantes. Sin embargo, su verdadera fortaleza reside en la puesta en escena de la tensión. No se trata solo de explosiones y tiroteos; Lin logra transmitir la desesperación y la inminente catástrofee de los protagonistas, incluso en los momentos más ridículos de la trama. El uso de la música, a menudo subestimada en comedias como ésta, es especialmente efectivo, creando una atmósfera de urgencia constante.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Jesse Eisenberg, con su habitual aire de intelectual incomprendido, ofrece un gran trabajo como Nick, el héroe relutante. Si bien su personaje puede resultar algo caricaturesco, Eisenberg aporta un toque de vulnerabilidad y humor que lo hacen creíble y simpático. Aziz Ansari, como Chet, se desquita con su encanto torpe y su capacidad para meterse en problemas. Danny McBride y Nick Swardson, como los criminales, cumplen su papel con entusiasmo y una energía contagiosa. McBride, en particular, se destaca con un humor negro y un comportamiento explosivo que son a la vez hilarantes y perturbadores.

El guion, escrito por primera vez por Seth Rogen y Evan Goldberg, y posteriormente reescrito por Nicholas Stoller, apuesta por la exageración hasta la paroxismo. No rehúye de la violencia, del humor negro y de situaciones surrealistas. Si bien la trama puede parecer un caos deliberado, en realidad funciona gracias a la cohesión entre las escenas y a la capacidad de los guionistas para generar momentos memorables. La trama, aunque predecible en su estructura básica, se beneficia de la improvisación y de las interacciones entre los personajes. Sin embargo, el ritmo acelerado puede dificultar la conexión emocional con los protagonistas. A veces, la comedia se siente un poco forzada, como si los guionistas se esforzaran demasiado por mantener el humor a toda costa.

En definitiva, “30 Minutos o Menos” es una película divertida y entretenida que se disfruta más si se aborda con la mente abierta y dispuesta a suspender la incredulidad. No es un clásico, pero sí una comedia de acción con sustancia y un fuerte componente de locura. Es una experiencia cinematográfica que deja una huella, incluso si esa huella es unificlada por la exageración.

Nota: 7/10