500 millas (1969)

‘500 Millas’ (Five Hundred Miles), dirigida por Norman Jewison en 1986, es una película que, a pesar de sus evidentes similitudes con otros dramas familiares, logra construir una narrativa poderosa y emotiva. Más que un simple relato sobre carreras, se convierte en un estudio profundo sobre el amor, la lealtad, el perdón y las complejas dinámicas familiares. La película, ambientada en el mundillo competitivo de las carreras de Indy, utiliza la velocidad y el peligro de las competiciones como una metáfora para la velocidad con la que las relaciones se rompen y se reconstruyen.

El guion, aunque en ocasiones se inclina por la sentimentalidad un tanto excesiva, logra mantener el interés del espectador gracias a la tensión generada por el triángulo amoroso central. La relación entre Frank Capua (played by Sean Penn), un piloto de carreras con un pasado turbulento, su esposa, Jan (played by Mary McDonnell), y Lou Birchfield (played by Michael Keaton), su rival y amante de Jan, es el corazón palpitante de la película. Jewison no rehúye de explorar las motivaciones de cada personaje, mostrando la vulnerabilidad y la ambición que los impulsan. La ambición de Frank por ganar las 500 Millas de Indianapolis se entrelaza con su deseo de ser un buen padre para Charlie (played by Brian Jordan), el hijo adoptivo que representa su única conexión con el mundo real. Este choque entre la competencia feroz de las carreras y la necesidad de ser un padre ejemplar es lo que otorga un peso especial a las acciones de Frank.

Sean Penn ofrece una actuación magistral como Frank Capua. Su interpretación es increíblemente matizada, mostrando la frustración, el dolor y la desesperación de un hombre que lucha por encontrar un equilibrio entre su vida personal y profesional. Mary McDonnell, como Jan, equilibra con éxito la complejidad de su personaje, interpretando la ambición, la traición y el remordimiento de una mujer atrapada en un dilema emocional. Michael Keaton, en el papel de Lou Birchfield, aporta una presencia amenazante y un carisma encantador a la vez, convirtiendo a su personaje en un rival que resulta ser, a su manera, un ser profundamente humano.

La dirección de Norman Jewison es impecable. La película logra un equilibrio notable entre el espectáculo visual de las carreras, con escenas de acción impresionantes y efectos especiales de época, y la intimidad de las relaciones humanas. Jewison utiliza la estética de las carreras – el humo, el ruido, la velocidad, la adrenalina – para crear una atmósfera visceral que complementa perfectamente la trama emocional. La banda sonora, con canciones como ‘Against the Wind’ de Bob Seger, acentúa aún más la carga emocional de la historia. El film no busca ser una biografía fiel de las carreras, sino un relato sobre el impacto de la vida en los individuos. La película es una invitación a reflexionar sobre los valores y las decisiones que dan forma a nuestras vidas.

Nota: 7/10