50/50 (2011)

‘50/50’ (50% Chance, en inglés) no es una comedia romántica convencional, a pesar de su fachada inicial. Es una película sorprendentemente honesta y, a veces, brutalmente realista sobre el cáncer, la pérdida y la búsqueda del significado en un mundo que, de repente, parece irrelevante. Justin Lin, conocido por su trabajo en la saga Fast & Furious, demuestra una notable evolución como director, abandonando las explosiones y el ritmo frenético por un enfoque más íntimo y reflexivo.

Seth Rogen interpreta a Adam, un bromista al que le diagnostican un cáncer terminal con un 50% de probabilidad de supervivencia. El personaje no es, ni mucho menos, un héroe tradicional. Es un tipo al que le gusta la cerveza, el humor negro y evitar compromisos. Su transformación, impulsada por el miedo y el deseo de dejar un legado, es gradual y creíble. Rogen ofrece una actuación sobria y matizada, evitando los clichés de la comedia y mostrando vulnerabilidad de manera genuina. Ben Stiller, como su mejor amigo Jason, aporta una dosis de humor seco y amistad leal, y su relación es el corazón emocional de la película.

El guion, coescrito por Justin Lin y Alex Mindlin, es inteligente y evita la sentimentalidad fácil. No se centra en el drama del diagnóstico, sino en las consecuencias emocionales y psicológicas del cáncer en la vida de Adam. Las conversaciones entre Adam y su terapeuta, Kay (Kristen Bell), son particularmente reveladoras, abordando temas como el duelo, la aceptación y la importancia de vivir el presente. La película no rehúye de la angustia, pero la equilibra con momentos de humor y esperanza, creando un retrato complejo y convincente del proceso de afrontamiento.

La dirección de Lin es elegante y sutil. Logra crear una atmósfera de normalidad en medio de lo extraordinario, mostrando la vida de Adam y sus seres queridos con una naturalidad que refuerza el impacto emocional de la historia. El uso de la cámara, en general, es discreto, permitiendo que las emociones y los personajes cobren protagonismo. La banda sonora, de Trent Reznor y Atticus Ross, es evocadora y complementa a la perfección la atmósfera melancólica de la película, sin ser intrusiva.

Es cierto que ‘50/50’ puede resultar demasiado contemplativa para algunos espectadores. La película no ofrece respuestas fáciles ni finales felices. Pero su fuerza reside en su honestidad y en su capacidad para evocar emociones complejas. Es una película que te hace reflexionar sobre la vida, el amor y la importancia de valorar lo que realmente importa. No es un espectáculo, sino una experiencia.

Nota: 7.5/10