7 Witches (2017)

“7 Witches” es una película que, a primera vista, podría parecer una simple fábula de terror con un toque de romance, pero en realidad es mucho más compleja y, en mi opinión, sorprendentemente efectiva. La premisa, aunque algo derivada de tropos del género, de una isla aislada con una maldición ancestral, se lleva a cabo con una atmósfera palpable de inquietud que construye una tensión constante desde los primeros minutos. La dirección de Alex de la Iglesia es, sin duda, el elemento más destacado de la película, ya que consigue convertir un entorno paradisíaco en un laberinto de horrores sutiles y perturbadores. La cinematografía, con su uso magistral de la luz y la sombra, y la banda sonora inquietante, contribuyen a crear un ambiente opresivo que te atrapa desde el principio. No se trata de sustos fáciles y repentinos, sino de una sensación constante de que algo terrible está a punto de suceder, una anticipación visceral que se arraiga en tu subconsciente.

El guion, adaptado de una vieja leyenda vasca, es quizás su punto más débil, pero al mismo tiempo, su mayor fortaleza. La película no busca explicar la maldición ni justificarla; simplemente la presenta como un hecho inevitable. Esto, en lugar de ser una limitación, genera un efecto de inexplicable terror, ya que te obligará a cuestionarte si la mal suerte es producto de la ancestral maldición o de la propia naturaleza humana y sus miedos más profundos. La película juega con la ambigüedad y la moralidad, presentando personajes moralmente grises que en ocasiones te verás obligado a empatizar con sus acciones, incluso cuando estas sean terribles. La trama se desarrolla a medida que los protagonistas, Cate y Cody, y sus invitados se ven confrontados con las consecuencias de su presencia en la isla. El ritmo, aunque lento en algunos momentos, es deliberado y funciona para intensificar la sensación de aislamiento y desesperación. El guion se beneficia de un enfoque en el desarrollo de personajes, mostrando sus vulnerabilidades y sus secretos, lo que añade una capa extra de interés a la narrativa.

Las actuaciones son sólidas. La pareja principal, interpretada por Elsa Zima y Joseph Cross, logran transmitir la desesperación y el miedo de sus personajes de una forma convincente. Aunque las actuaciones no son particularmente extravagantes, cumplen su función de anclar la historia y de hacer que te preocupes por el destino de los personajes. El resto del elenco, compuesto por un grupo diverso de invitados, incluye a Sophie Dymoke, Daniel Cerqueira y Aitor Basaran, que contribuyen a la atmósfera de desconfianza y paranoia que reina en la isla. No obstante, a veces se siente que algunos personajes son ligeramente planos, pero esto no resta valor al impacto emocional de sus experiencias.

En definitiva, “7 Witches” es una película inquietante, provocadora y con una estética visualmente impactante. No es un terror convencional, sino una exploración más oscura de la superstición, la culpa y el poder destructivo de los miedos. Es una película que se queda contigo mucho después de que los créditos finales hayan comenzado a rodar. Si buscas una experiencia cinematográfica diferente, que te provoque reflexión y te deje con una sensación de incomodidad, esta película podría ser una excelente opción.

Nota: 7/10