“70 minutos para huir” es un thriller de ritmo vertiginoso que, a pesar de sus deficiencias, consigue sumergirte en una atmósfera de aprehensión constante. La película, dirigida con una eficiencia casi robótica por Michael Polish, opta por un estilo visual que recuerda, a menudo, a las películas de Brian De Palma, aunque sin la misma exuberancia estilizada. Hay una limpieza estética que, paradójicamente, intensifica el sentimiento de urgencia y peligro inminente. Las tomas suelen ser prolongadas, permitiendo que se absorba el ambiente y el estado de ánimo del protagonista, pero también ralentizan el ritmo general, lo cual, aunque intencionado para construir la tensión, puede resultar en momentos de inmovilidad que perturban la experiencia.
La película se centra en Harry, interpretado con una intensidad contenida por Jake Gyllenhaal. Su actuación es, en general, sólida y convincente. Gyllenhaal no busca la grandilocuencia; en cambio, se limita a transmitir la creciente desesperación y la búsqueda frenética de Julie, una interpretación conmovedora por parte de Evan Rachel Wood. La relación entre ambos se establece rápidamente y la química entre los actores es palpable, lo que da peso emocional a sus esfuerzos por sobrevivir. La película se apoya mucho en el desarrollo de esta relación, mostrando el miedo y la vulnerabilidad de Harry ante la llegada de la amenaza. Sin embargo, la exploración de la dinámica entre ellos se siente, en ocasiones, superficial, como si el guion no profundizara lo suficiente en las motivaciones de Julie y su reacción ante la inminente catástrofe.
El guion, escrito por James Frey y Michael Fraser, es la parte más debatible de la película. La premisa, un ataque nuclear inminente, es original y ofrece el lienzo perfecto para un thriller claustrofóbico. El guion se basa en un ritmo implacable, con flashbacks que revelan fragmentos del pasado de Harry, complicando la situación y añadiendo capas de misterio. Estas intrusiones narrativas, aunque diseñadas para aumentar la tensión, a veces se sienten forzadas y detractan del desarrollo del argumento principal. El diálogo es funcional pero carece de la chispa y la profundidad que se podrían haber esperado de una película con tal premisa. Es cierto que la película es concisa, cumpliendo con el plazo de "70 minutos", pero se siente que se sacrifica la elaboración de personajes y situaciones para mantener el ritmo acelerado. La ambigüedad sobre la veracidad de la amenaza, presente desde el principio, no se resuelve de forma satisfactoria, dejando al espectador con más preguntas que respuestas.
En definitiva, “70 minutos para huir” es una película que valora la intensidad y la atmósfera por encima de la complejidad narrativa. Es una experiencia visualmente atractiva y con interpretaciones sólidas, pero su guion, aunque original, se siente algo incompleto. Una película que te atrapa con la urgencia de su premisa, pero que no logra consolidarse como un thriller de suspense realmente memorable.
Nota: 6/10
