8 mujeres (2002)

“8 Mujeres” no es un thriller convencional, ni siquiera un thriller de asesinato bien planteado. Es un estudio de personajes meticulosamente construido, un retrato claustrofóbico de las tensiones sociales, las expectativas femeninas y las mentiras que nos tejemos las una a la otras. La dirección de Rose Glass es precisa, casi quirúrgica. Nunca se apresura, permitiendo que el ritmo, deliberadamente lento, se absorba completamente en la atmósfera opresiva de la mansión. La elección de la fotografía es sobresaliente: los colores apagados, las sombras que se alargan y la iluminación tenue contribuyen a la sensación de incomodidad y pudor, reflejando el contenido moral de la película.

El guion, adaptado de la novela homónima de Ruth Ware, es el verdadero corazón de la película. No se trata de un misterio que se resuelve rápidamente; la trama se despliega gradualmente, revelando gradualmente las piezas del puzzle. Sin embargo, el guion no se conforma con simplemente entretener. Explora temas complejos como la soledad, la manipulación, las relaciones familiares disfuncionales y la presión social sobre las mujeres de la época. Las conversaciones, a menudo largas y repetitivas, no son gratuitas; sirven para caracterizar a los personajes y para plantar semillas de sospecha. A pesar de la tensión latente, el guion se adentra en los motivos psicológicos de cada mujer, lo que añade una capa de profundidad inesperada.

El reparto es, en su mayoría, excepcional. Selene Navarrette ofrece una interpretación brillante como la joven y ambiciosa Frances, la narradora, una figura que oscila entre la inocencia y la manipulación. Georgie Henley aporta una delicada vulnerabilidad a la bibliotecaria, mientras que Aisling Franciosi, en su breve pero impactante aparición, se sumerge en la ambigüedad de la matriarca. Todas las actrices logran transmitir la complejidad de sus personajes, con gestos y miradas que sugieren mucho más de lo que se dice. La química entre las ocho mujeres es palpable, y la tensión sexual está sutilmente presente, intensificando el sentido de desconfianza.

No obstante, la película no está exenta de defectos. El ritmo pausado, aunque contribuye a la atmósfera, puede resultar tedioso para algunos espectadores. Además, la resolución final, aunque lógica, podría considerarse algo abrupta y simplificada en comparación con la complejidad de la construcción previa. Y quizás, el enfoque en el análisis de personajes, más que en la intriga criminal, puede dejar a algunos espectadores buscando una mayor dosis de acción. Pero, en última instancia, “8 Mujeres” es una película que invita a la reflexión y a la discusión, una joya del cine de terror psicológico que se queda en la mente mucho después de que terminan los créditos.

Nota: 7.5/10