A Field in England (2013)

“A Field in England” es una incursión audaz y perturbadora en los confines de la locura y la ambición. La película de Ben Wheatley no se contenta con ser una simple aventura de búsqueda de tesoros; se erige como una disección psicológica de un grupo de hombres, consumidos por la necesidad y el deseo, confrontados con lo desconocido y lo incomprensible. Lo que comienza como una búsqueda aparentemente heroica se transforma gradualmente en una espiral descendente de paranoia, violencia y una inquietante pérdida de identidad.

La dirección de Wheatley es magistral en su manejo de la atmósfera. El paisaje inglés, salvaje y desolado, se convierte en un personaje más, un testigo silencioso de la decadencia moral del grupo. Las largas tomas contemplativas, la iluminación sombría y la banda sonora experimental de Gareth Bale generan una sensación constante de incomodidad, una atmósfera de amenaza latente que se filtra sutilmente en la percepción del espectador. No se busca la grandilocuencia visual, sino la sugestión, la idea de que algo está terriblemente mal, aunque no se pueda definir con precisión.

Las actuaciones son excepcionales. Ralph Fiennes entrega una interpretación asombrosamente compleja como el líder del grupo, Robert, un hombre marcado por un pasado turbulento y atormentado por la ambición. Su mirada, a menudo llena de desesperación y un brillo inquietante, es suficiente para transmitir la fragilidad de su mente. Rory Kinnear como Edward, el recaudador de deudas, ofrece un contraste interesante, equilibrando la ambición con una vulnerabilidad que lo hace más que un simple matón. Pero es Charlie Cooper como el joven Joshua, el que mejor encapsula la creciente dislocación del grupo, la pérdida de la inocencia ante el horror que les rodea.

El guion, co-escrito por Ben Wheatley y Alice Howarth, es donde la película realmente brilla. No se basa en la acción directa, sino en el diálogo, a menudo fragmentado y surrealista, que revela la paranoia y el conflicto interno de los personajes. La idea central del tesoro como algo más que riquezas materiales, como una fuerza capaz de corromper, es profundamente inquietante. La película explora temas de ambición, fe, las consecuencias del pasado y la naturaleza de la cordura. La ambigüedad deliberada sobre la naturaleza del tesoro, y de las energías que lo rodean, le otorga una riqueza interpretativa que invita a la reflexión. Hay momentos de humor negro que contrastan brutalmente con la atmósfera opresiva, añadiendo capas de complejidad a la narrativa.

“A Field in England” no es una película para todos los públicos. Es una experiencia cinematográfica intensa, desafiante e incluso perturbadora. Si buscas una aventura entretenida con efectos especiales deslumbrantes, esta no es tu película. Pero si estás dispuesto a sumergirte en una atmósfera de locura y misterio, a contemplar la desintegración de un grupo de hombres ante lo desconocido, y a dejarte llevar por una historia que te perseguirá mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar, entonces "A Field in England" te recompensará con una experiencia cinematográfica verdaderamente única.

Nota: 8/10