A la hora señalada (1995)

“A la Hora Señalada” (Point Break) de Kathryn Bigelow, estrenada en 1991, es mucho más que un simple thriller de acción. Aunque el film se aferra a elementos familiares del género –un agente federal obsesionado con cazar a un grupo de criminales nómadas–, Bigelow logra construir una experiencia cinematográfica visceral y, sobre todo, profundamente inquietante. La película no se limita a la persecución y la adrenalina, sino que explora la psicología de sus personajes y la naturaleza de la búsqueda de la trascendencia.

Johnny Depp, en un papel que catapultó su carrera, ofrece una actuación memorable como Gene Watson, un contable acosado por su pasado y la pérdida de su esposa. La vulnerabilidad de Watson, su desesperación y su transformación gradual en un personaje impredecible y peligroso, son los motores de la narrativa. Bigelow utiliza magistralmente la luz y la sombra, la atmósfera opresiva de las playas californianas y la música de Angelo Darty y Dave Campbell para crear una sensación constante de amenaza y urgencia. El personaje de Watson no es un héroe tradicional; es un hombre roto, que lucha por encontrar significado y propósito en un mundo que lo ha abandonado. Su evolución es gradual, casi orgánica, y se ve reflejada en su mirada, en sus gestos, en su relación con Tyler (Patrick Swayze).

La química entre Depp y Swayze es palpable y esencial para el éxito de la película. Tyler no es un atleta perfecto, ni un estratega brillante, pero su carisma, su amor por el surf y su filosofía de vida, despiertan la curiosidad y la admiración de Watson. La relación entre ambos se construye lentamente, pasando de la desconfianza a la colaboración, incluso a la aceptación mutua. Swayze ofrece una interpretación natural y auténtica, evitando los clichés del héroe surfero, y se enfoca en la complejidad emocional del personaje.

El guion, adaptado de la novela de Anthony Kroll, merece un reconocimiento especial. Si bien se apega a la trama básica del libro, Bigelow se aventura en un tratamiento que profundiza en los motivos de los “Reclusos” –el grupo de surfistas que practican actividades ilegales para financiar sus aventuras y vivir al margen de la sociedad. No se trata de simples criminales, sino de individuos que buscan la libertad, la trascendencia y la conexión con la naturaleza. La película plantea preguntas sobre la moralidad, la justicia y la definición de lo que significa vivir una vida plena. La tensión, la incertidumbre y el ritmo implacable de la historia son elementos clave para mantener al espectador al borde de su asiento. Bigelow, con su habitual maestría, logra generar una atmósfera de suspense constante, utilizando el tiempo como un personaje más en la narrativa. Es un thriller inteligente que no se limita a la acción, sino que busca provocar reflexiones sobre el significado de la vida.

Es una película que, a pesar de su fecha de emisión, sigue sorprendiendo por su originalidad, su intensidad y su capacidad para evocar emociones fuertes.

Nota: 8/10