“A mi madre le gustan las mujeres” es una película que, sorprendentemente, logra equilibrar la comedia con un subtexto emocionalmente resonante. La película, dirigida con elegancia por María del Mar Rodríguez, no busca ofrecer una crítica social grandilocuente, sino un retrato íntimo y, a veces, torpe de las complejidades familiares y la búsqueda de la propia identidad en un entorno familiar disfuncional. La premisa inicial –una madre de renombre artístico en el mundo de la música que se enamora de una mujer– es provocadora, pero la película la maneja con un toque de humor sutil que evita caer en la melodramatización.
Las actuaciones son sobresalientes. La interpretación de Noemí Salas como la pianista Sofía es magistral. Logra transmitir tanto la sofisticación artística como la vulnerabilidad emocional de su personaje. No se limita a interpretar un papel de madre enamorada, sino que construye una figura compleja, con sus propios miedos y deseos. Las hermanas, Elvira, Jimena y Sol, interpretadas por Lucia Jiménez, Emma Suárez y María Valverde, aportan dinamismo a la trama. La dinámica entre las tres se siente orgánica, con momentos de tensión, sarcasmo y, en ocasiones, genuina ternura. Su lucha por mantener las apariencias y la búsqueda de su propia autonomía es el corazón emocional de la película. Particularmente, me pareció que Lucia Jiménez sobresalía en su representación de Elvira, una joven atrapada entre la tradición familiar y la necesidad de comprender su propia sexualidad. Su crisis de identidad, aunque representada con cierta exageración, se siente creíble.
El guion, a pesar de algunas transiciones un tanto forzadas, es el punto fuerte de la película. Rodríguez evita caer en clichés y se centra en el desarrollo de las relaciones entre los personajes. Las conversaciones son honestas y a veces, francamente incómodas, lo que añade realismo a la trama. La película explora temas como la presión social, el rol de género, la incomodidad frente a lo desconocido y la búsqueda de la felicidad personal, pero sin juzgar ni sermonear. La dirección artística, con una paleta de colores cálidos y una fotografía cuidada, contribuye a la atmósfera general de la película, creando un ambiente acogedor y a la vez, ligeramente inquietante.
Aunque la trama principal avanza con cierta lentitud en algunos momentos, la película logra mantener el interés del espectador a través de su diálogo inteligente y sus personajes bien desarrollados. La resolución de la historia, que rompe con lo predecible, es una sorpresa agradable y deja al espectador reflexionando sobre las consecuencias de las decisiones tomadas. En definitiva, “A mi madre le gustan las mujeres” es una película conmovedora, divertida y provocadora, que vale la pena ver para aquellos que buscan un drama familiar con un toque de originalidad y un enfoque en la complejidad de las relaciones humanas. La película te obliga a cuestionar tus propios valores y a considerar la diversidad de formas en que se vive el amor y la familia.
Nota: 8/10