A propósito de Henry (1991)

“A propósito de Henry” es una propuesta cinematográfica que, en su premisa inicial, prometía una exploración profunda del trauma y la identidad. Sin embargo, la película, dirigida por Bobby Francis, se revela como una pieza desigual, a veces cautivadora, a veces frustrante. La historia nos presenta a Henry, un abogado de Nueva York, interpretado con una frialdad convincente por Colin Farrell, un hombre cuyo pasado se vuelve una bruma cuando es víctima de un intento de asesinato. Tras el ataque, Henry despierta con amnesia y debe, gradualmente, reconstruir su vida y sus identidades perdidas, con la ayuda de su familia. La premisa, como he mencionado, es intrigante y ofrece posibilidades para un drama psicológico rico en matices, pero la ejecución no siempre logra alcanzar su potencial.

La dirección de Francis es sólida, aunque sin una voz particularmente distintiva. El uso de la fotografía, en gran medida, se centra en la paleta de colores apagados y la atmósfera opresiva que reflejan el estado emocional de Henry. El ritmo, por otro lado, es deliberadamente lento, a veces hasta la exasperación. Si bien este enfoque busca imitar el proceso de reconstrucción del personaje y, por extensión, el del espectador, puede resultar en una experiencia tediosa. La película, en esos momentos, parece concentrarse más en *mostrar* la pérdida de memoria que en *explorar* las consecuencias emocionales. El sonido, con sus sutiles e inquietantes efectos, contribuye a esta sensación de desorientación, pero a veces cae en la repetición, perdiendo su impacto original.

La actuación de Colin Farrell es, sin duda, el punto más fuerte de la película. Farrell ofrece una interpretación magistral de un hombre que lucha contra la pérdida de sí mismo. Captura la frustración, el miedo y la desesperación de Henry con una naturalidad y una sutileza que son verdaderamente conmovedoras. Sus microexpresiones y su mirada transmiten mucho más de lo que las palabras pueden expresar. Las actuaciones del resto del elenco son competentes, pero no logran destacar. El papel de la esposa de Henry, interpretada por Mélanie Laurent, ofrece algunas de las escenas más emotivas, aunque su desarrollo como personaje se siente a veces superficial. Los hijos de Henry, interpretados por los jóvenes William Fichtner y Maya Muschler, aportan un toque de inocencia a la historia, pero su personaje carece de profundidad.

El guion, en general, es correcto, pero carece de la complejidad y la profundidad que se esperaría de una película que trata sobre la identidad y la memoria. La trama principal se desarrolla de forma predecible y algunos de los flashbacks, que sirven para revelar fragmentos del pasado de Henry, se sienten forzados y poco convincentes. Hay momentos de brillantez y de genuina emoción, pero en su conjunto, la película no logra ofrecer una exploración completa de los temas que aborda. Se siente como si la historia, en su núcleo, tuviera más potencial que el que finalmente se le ha dado. En definitiva, “A propósito de Henry” es una película interesante, pero imperfecta, que ofrece algunos momentos memorables, pero que, en última instancia, no cumple con las expectativas generadas por su premisa inicial y su protagonista.

Nota: 6/10