A Roma con amor (2012)

“A Roma con amor” es un proyecto ambicioso que, en última instancia, logra un equilibrio entre la nostalgia romántica y la desconexión narrativa. Roberto Benigni, con su maestría innegable, se erige como el núcleo emocional de la película, ofreciendo un retrato cálido y a veces agridulce de la ciudad eterna. Su historia, centrada en un italiano que accidentalmente es confundido con un actor de Hollywood, es la más convincente y, sin duda, la que más corazón le inyecta al conjunto. Benigni no solo brilla en su interpretación, sino que también demuestra una notable capacidad para captar la esencia de la cultura romana, tanto en sus manifestaciones más grandiosas como en sus pequeños y cotidianos detalles.

La película, sin embargo, se estructura a través de cuatro relatos independientes, lo que, aunque permite explorar diferentes facetas de Roma y de las relaciones humanas, también genera una cierta fragmentación que dificulta la inmersión completa. Woody Allen y Judy Davis, en su historia, ofrecen un diálogo ágil y un retrato de una pareja en crisis que, aunque realista, carece del impacto emocional que podría haber tenido un enfoque más centrado en su conexión. La dirección de Allen, como siempre, está marcada por un humor observacional y una cierta propensión a la autoindagación, lo cual, si bien es parte de su estilo, a veces eclipsa la trama principal. Alec Baldwin, en su breve aparición, aporta un toque de ironía y un interés por el exotismo, pero su historia se siente superficial en comparación con las demás.

Lo más destacable del guion es su capacidad para evocar la atmósfera de Roma. La fotografía, con sus colores cálidos y su atención al detalle, transporta al espectador a las calles empedradas, las plazas bulliciosas y las ruinas antiguas de la ciudad. Se aprecia una reverencia genuina por el patrimonio romano, y se logra transmitir una sensación de magia y de sorpresa ante la belleza y la historia que emana de cada esquina. Sin embargo, la narrativa a veces se siente un poco dispersa, y las historias no se conectan plenamente entre sí, lo que resulta en una experiencia cinematográfica algo fragmentada. La banda sonora, a menudo melancólica y evocadora, complementa a la perfección el ambiente y las emociones presentadas.

En definitiva, “A Roma con amor” es una película que, a pesar de sus fallos de estructura, ofrece un mosaico de experiencias románticas y a veces humorísticas en uno de los lugares más emblemáticos del mundo. La actuación de Roberto Benigni es indiscutiblemente el punto fuerte, y la fotografía y la banda sonora contribuyen a crear una atmósfera inolvidable. Si bien no logra alcanzar la excelencia narrativa, la película cumple con su cometido principal: invitar al espectador a sumergirse en la belleza y el encanto de Roma.

Nota: 7/10