A Very Good Girl (2023)

“A Very Good Girl” no es un thriller de venganza convencional; es una lenta e implacable erosión de la moralidad, un estudio del veneno que se propaga en un entorno aparentemente pulido y lujoso. La película, dirigida con maestría por Felix van Groeningen y Charlotte Vandermeersch, se adentra en la psique de Philo (Dolly de Leon), una mujer cuya vida se desmorona tras ser abruptamente despedida de su puesto en la empresa de la enigmática Mother Molly (Charlotte Gainsbourg). La desvinculación no es el detonante de la trama, sino el catalizador para una serie de eventos que desentierran secretos oscuros y relaciones familiares retorcidas.

La actuación de Dolly de Leon es, sin duda, el corazón palpitante de la película. Su interpretación de Philo es brillante, casi aterradora en su calma y precisión. No hay histrionismo, ni un lamento exagerado; solo una frialdad calculada y una determinación que se vuelve cada vez más oscura a medida que avanza la trama. De Leon construye un personaje complejo, marcado por el trauma y la humillación, pero que nunca cae en la melodramática victimización. La película no glorifica su venganza, sino que explora las razones que la impulsan y las consecuencias que conlleva.

El guion se beneficia enormemente de la ambigüedad moral. La película no establece un “villano” claro y definido. Mother Molly, aunque claramente despiadada y manipuladora, es retratada con una mezcla de compasión y temor. La dinámica familiar, llena de secretos y resentimientos latentes, es la verdadera fuente de tensión. Los personajes secundarios, interpretados con solidez por Angel Aquino y Chie Filomeno, añaden capas de complejidad a la historia. La película se resiste a ofrecer respuestas fáciles; en cambio, plantea preguntas sobre la justicia, la responsabilidad y las cicatrices que el pasado deja en nosotros.

La dirección técnica, en general, es cuidadosa. La banda sonora, aunque discreta, contribuye a la atmósfera tensa y claustrofóbica. Las imágenes son estilizadas, con una paleta de colores que oscila entre la brillantez artificial de los sets de compras y la oscuridad inquietante del bajo mundo criminal. Sin embargo, a veces la película se apresura demasiado en algunas escenas, sacrificando el desarrollo emocional en favor de la acción. El ritmo, aunque deliberado, podría haberse beneficiado de un mayor equilibrio entre los momentos de tensión y los de exploración psicológica. No obstante, la dirección logra mantener al espectador cautivo, creando una experiencia visualmente impactante que complementa perfectamente la narrativa.

A pesar de algunos pequeños defectos en el ritmo, “A Very Good Girl” es una película inteligente, provocadora y profundamente perturbadora. Es un thriller de venganza con una conciencia moral que invita a la reflexión y que se queda en la memoria mucho después de que los créditos finales han comenzado a rodar. Es una historia que no se olvida fácilmente, ni tampoco se recomienda para el entretenimiento ligero. Es una película que obliga a mirar la oscuridad que se esconde debajo de la superficie.

Nota:** 8/10