“Aanrijding in Moscou” no es un título grandilocuente, ni una propuesta cinematográfica que aspire a cambiar el mundo. Es, sin embargo, una pequeña joya, una comedia dramática densa y sorprendentemente conmovedora que se adentra en la vida cotidiana de una mujer, Matty, interpretada magistralmente por Barbara Sarafian. La película, ambientada en las afueras de Gante, Bélgica, ofrece una mirada íntima a la vida de una madre de tres hijos, a la que la vida le ha lanzado sus golpes y lecciones más duras. La premisa inicial – un choque fortuito con un camión en el aparcamiento de un supermercado – actúa como catalizador para desencadenar una serie de reproches y resentimientos que la película explora con una precisión implacable.
La dirección de Niels Wagner logra crear una atmósfera de tensión palpable, sin caer en el melodrama barato. La película se construye lentamente, mostrando la frustración y el dolor de Matty con un delicado equilibrio entre humor y desesperación. La película no se enfoca en la resolución del conflicto con Johnny (Jurgen Delnaet), su expareja, sino en el proceso interno de Matty, su lucha por superar el pasado y encontrar un mínimo de paz. La relación entre ambos personajes se retrata de forma realista y a menudo incómoda, sin simplificaciones ni justificaciones fáciles. El guion, en gran parte, se basa en el diálogo, y la escritura es inteligente, logrando capturar la coloquialidad y el lenguaje de la vida diaria. La interacción entre los personajes, por tanto, es donde reside la mayor fuerza de la película.
Las actuaciones son excepcionales. Barbara Sarafian entrega una interpretación poderosa y convincente, transmitiendo la vulnerabilidad y la resiliencia de Matty. Su mirada, llena de tristeza y determinación, es la puerta de entrada a un personaje complejo y profundamente humano. Jurgen Delnaet, por su parte, ofrece un retrato sutil y a veces amargado de Johnny, un hombre atrapado en su propia autocompasión. El apoyo de Johan Heldenbergh y Anemone Valcke, aunque limitado, añade una capa adicional de complejidad a la trama, evidenciando la influencia que las relaciones pasadas pueden tener en el presente.
“Aanrijding in Moscou” no es una película que te dejará con una epifanía. Es una película que te incomoda, te hace reflexionar y te recuerda la importancia de la comunicación, del perdón y, sobre todo, de aceptar los errores del pasado. Su éxito reside en la honestidad con la que representa la vida real, con sus problemas, sus rencores y sus pequeños momentos de esperanza. Es una película que se queda contigo mucho después de que los créditos finales hayan comenzado a rodar.
Nota: 8/10