Abajo el amor (2003)

“Abajo el amor” es una comedia romántica de los años 70 que, a pesar de su ambientación y algunos elementos que pueden parecer forzados a la luz de la sensibilidad actual, ofrece una mirada refrescante y, en cierta medida, provocadora a las convenciones sociales y románticas de la época. La película, a través de la figura de Barbara Novak, personificada con una brillante actuación de Diane Keaton, explora la idea de que la libertad sexual femenina no necesita estar atada a la promesa del amor romántico.

Keaton, en un papel que le sienta como la guinda del pastel, construye un personaje complejo y contradictorio. Barbara es una escritora carismática y determinada, que, paradójicamente, se ha construido una imagen de “anti-amor”. La película se beneficia enormemente de su presencia y de su capacidad para transmitir tanto vulnerabilidad como fuerza. La química entre Keaton y Ewan McGregor, quien interpreta al reportero estrella Walter Jenkins, es notable. McGregor, con su papel de Walter, es el contrapunto perfecto para Barbara, un hombre atrapado en las normas sociales y la búsqueda de la fama. Su transformación, la adopción de la personalidad del astronauta Zip Martin, es sutil y, a pesar de ser la clave del conflicto, se ejecuta con un humor inteligente que no cae en la caricatura.

El guion, aunque a veces se inclina hacia lo melodramático, logra mantener un equilibrio interesante entre la comedia y la reflexión. La idea central de la película –la crítica a la perpetua dependencia del amor como único motor de la vida femenina– se aborda con una mirada que, en su momento, era radicalmente diferente a la que se suele ver en el cine. Se intenta desafiar la narrativa tradicional romántica, planteando una pregunta incómoda: ¿es el amor una necesidad o una construcción social? Sin embargo, la película no ofrece respuestas fáciles; se centra más en la exploración del conflicto interno de Barbara y la evolución de Walter, quien, a medida que se enamora de ella, comienza a cuestionar sus propios valores y creencias. La dirección, cuidada pero sin excesos, logra transmitir la atmósfera vibrante y el espíritu de la época, con una fotografía que captura los colores y los contrastes de Nueva York en los años 70. El ritmo es ágil, manteniendo el interés del espectador, aunque en algunos momentos la trama puede sentirse un poco estirada.

A pesar de que la película puede sentirse un poco artificial en algunos aspectos, su impacto perdura por la frescura de su mensaje y por la humanidad de sus personajes. “Abajo el amor” es una comedia romántica con una profundidad que va más allá de la superficie, invitando a la reflexión sobre las expectativas sociales y el deseo de libertad individual.

Nota: 7/10