Abierto hasta el amanecer (1996)

“Abierto hasta el amanecer” (Open Range) no es, como muchos podrían pensar, una simple comedia western con toques de acción. Es, en realidad, una meditación sobre la justicia, la libertad y el coraje que, disfrazada de película de acción, entrega un mensaje sorprendentemente profundo. La película, dirigida por Kevin Costner, no se centra únicamente en la persecución de los hermanos Gecko, Seth y Richard, a cargo de los Marshalls, Sheriff Dan Evans y Texas Ranger Morton McGraw. Más allá de la adrenalina de las persecuciones y los tiroteos, Costner construye un drama personal y social que, si bien puede que no sea el más explosivo del género, sí que posee una fuerza duradera.

La dirección de Costner es precisa y cautivadora. Observamos cómo el director utiliza el vasto paisaje de Texas como un personaje más, una extensión de la soledad y la resistencia de Dan Evans. La película transita fluidamente entre la acción trepidante y las escenas de interacción entre los personajes, permitiendo que el espectador se conecte emocionalmente con su viaje. Sin embargo, a veces la película se entrega en exceso a la contemplación, ralentizando el ritmo y, aunque comprensible para la construcción del ambiente, puede sentirse un poco pesada en ciertos momentos. La cinematografía de Caleb Banks es impresionante, capturando la belleza agreste del terreno y contribuyendo enormemente a la atmósfera general. El uso de la luz y la sombra es especialmente efectivo, reflejando la dualidad del personaje de Dan Evans y sus dilemas morales.

La película no podría funcionar sin las sólidas interpretaciones de su elenco. Kevin Costner ofrece una interpretación magistral como Dan Evans, un hombre que, tras la pérdida de su esposa, se ha retirado a vivir en su rancho, encontrando una nueva razón para levantarse cada mañana: proteger a los Nuevos Mexicanos de la explotación por parte de los hombres de leyes. Richard Gere, como Seth Gecko, transmite una inquietud constante y una calma inquietante. Colmillo Wallace, como el hermano Richard, evoluciona a lo largo de la película, mostrando destellos de humanidad que contrasponden a la frialdad de su personaje. El joven Patrick Warburton como el hijo menor de los Fuller, Jacob, aporta un toque de inocencia y vulnerabilidad crucial para la dinámica familiar. La química entre los actores es excelente y contribuye significativamente al éxito emocional de la película.

El guion, escrito por Kevin Costner y Brian Persall, merece especial mención. Aunque la premisa central es relativamente sencilla, se teje con sutileza una trama que explora temas como la justicia, la desigualdad social, el respeto por los demás y la búsqueda de la libertad. La película no rehúye la violencia, pero la presenta de una manera realista y con consecuencias, evitando caer en el sensacionalismo. La película, sin embargo, podría haber beneficiado de un mayor desarrollo de algunos personajes secundarios y de una mayor exploración de las motivaciones de los antagonistas. El final, si bien satisfactorio, podría haber sido aún más impactante con un mayor contraste entre la justicia social y la ley.

Nota: 7.5/10