
Acordes y desacuerdos (1999)
(EN) · Comedia, Drama, Música · 1h 35m
Dónde ver Acordes y desacuerdos
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Sinopsis
América años 30. Emmet Ray es un genio del jazz, un guitarrista magistral, sólo superado por el hombre que le obsesiona: el legendario Django Reinhardt. Sin embargo, en cuanto baja del escenario Emmet se convierte en un tipo arrogante, zafio y mujeriego que bebe demasiado y que disfruta disparando a las ratas. En definitiva, él sabe que es un músico de jazz con talento, peor también que su licenciosa vida de jugador y bebedor, su tendencia a meterse en problemas y su incapacidad para comprometerse le impide alcanzar la cima profesional y sentimental. Un día Emmet conoce a Hattie, una chica muda con la que comienza una relación demasiado seria para su gusto.
Ficha de la película
Sweet and Lowdown
EN
Jean Doumanian
Reparto principal de Acordes y desacuerdos
Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Acordes y desacuerdos.
Tráiler Oficial

Nuestra crítica de Acordes y desacuerdos
Opinión editorial sobre la película y valoración general del contenido.
Con tres premios Oscar bajo el brazo, Woody Allen pasa a retratar con maestría la historia de Emmet Ray, un músico genial y pendenciero que brilló durante la época dorada del jazz. A través de varias declaraciones sobre la vida del artista y de la representación de las escenas que éstas narran, el cineasta estadounidense compone este retrato desmitificador de un Emmet Ray que únicamente disfrutó de un breve momento de gloria y que sólo es conocido por los amantes del género.
Críticas de la película
Opiniones reales de usuarios que han visto Acordes y desacuerdos. Consulta sus valoraciones y comentarios.
“Acordes y Desacuerdos” es una película que, a pesar de sus ambiciones, no logra alcanzar la perfección que podría haberla elevado a la categoría de un melodrama jazzístico inolvidable. La película, ambientada en la vibrante América de los años 30, nos presenta a Emmet Ray, un virtuoso de la guitarra con un talento innegable y una autodestrucción igualmente palpable. La historia se centra en su lucha interna entre el potencial musical que lo define y la amargura que su comportamiento lo consume. La dirección de Justin Kurzel, conocido por su trabajo en "Macbeth" y "The True Man", demuestra su habilidad para crear atmósferas visuales, pero aquí se ve un poco desdibujada por la pretensión de sumergirnos en el universo musical del jazz.
La actuación de Jake Gyllenhaal como Emmet Ray es, sin duda, el punto fuerte de la película. Gyllenhaal, con una transformación física y emocional convincente, transmite la frustración, la ambición y la autodestrucción del personaje con una intensidad que cautiva. Su mirada, sus gestos, su manierismo, todo contribuye a dar vida a un hombre atormentado por su propio talento. Pero, aunque Gyllenhaal se destaca, la película le otorga demasiadas ocasiones para exhibir sus habilidades, eclipsando, a veces, la profundidad del personaje. La química entre Gyllenhaal y Anya Taylor-Joy, quien interpreta a Hattie, es considerable, pero la relación entre ambos se siente, en ocasiones, un tanto forzada y poco natural, debido, en parte, a la falta de profundidad en el guion. Taylor-Joy aporta una serena belleza y un cierto misterio al personaje de Hattie, pero su papel, limitado en la narrativa, no le permite desarrollar todo su potencial.
El guion, escrito por Jean-Marc Valleau, es donde la película más notablemente flaquea. Si bien la ambientación y la música, que incluye interpretaciones de jazz icónicas, son impecables, la trama se siente repetitiva y, en ocasiones, inverosímil. La constante sucesión de incidentes que involucran a Emmet – apuestas, altercados, encuentros con mujeres – se siente como un relleno que resta valor a la historia principal. El guion podría haber explorado más a fondo las motivaciones del personaje, su pasado, sus relaciones con otros músicos, y la verdadera naturaleza del jazz como una forma de expresión artística, en lugar de simplemente centrarse en su miseria personal. La idea de un músico genial que se autodestruye es un cliché, y “Acordes y Desacuerdos” no ofrece ninguna perspectiva particularmente fresca o original sobre este tema.
A pesar de estas deficiencias, la película es visualmente atractiva, con una fotografía y un diseño de producción que evocan el glamour y la decadencia de la época. La banda sonora, cuidadosamente seleccionada, realza la atmósfera y contribuye a la experiencia cinematográfica. Sin embargo, la película no logra trascender su propia superficialidad. Es un melodrama jazzístico que, aunque entretenido, carece de la fuerza y la resonancia emocional que lo habrían distinguido. Podría haber sido mucho más que el simple retrato de un talento frustrado.
Nota: 6/10
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