Adam y ellas (2000)

“Adam y ellas” es una película que, a primera vista, podría parecer una ligera comedia romántica. Sin embargo, tras una visión más profunda, emerge una reflexión compleja y a veces desconcertante sobre las expectativas sociales, el deseo, la masculinidad tóxica y la búsqueda de la felicidad en una sociedad que a menudo nos define por roles preestablecidos. La dirección de Richard Madden y Matthew Berry es lo que realmente eleva la película, evitando caer en clichés y abrazando un tono que oscila entre lo melancólico y lo intrigante.

Richard Madden, en el papel de Adam, ofrece una interpretación excepcionalmente sutil y cautivadora. No se trata de un héroe romántico tradicional, sino de un hombre aparentemente ordinario, atrapado en una rutina incesante y, por ello, profundamente inseguro. Madden transmite esa vulnerabilidad con una naturalidad que roba la escena y con una delicadeza que contrasta con las situaciones a las que se enfrenta. Su mirada, a menudo llena de dudas y anhelo, es el eje central de la película. El resto del elenco, liderado por Sam Claflin, también cumple de manera convincente, aportando matices y dinamismo a la narrativa.

El guion, escrito por Madden y otros, es lo que más polariza a la audiencia. La premisa central - un hombre que, de forma repentina y inexplicablemente, atrae a las mujeres más hermosas y exitosas de Dublín - es, en sí misma, bastante excéntrica. Sin embargo, la película no se limita a la simple anécdota. Más bien, utiliza este recurso fantástico como catalizador para explorar las motivaciones de Adam y sus relaciones. La película plantea preguntas incómodas sobre la naturaleza del deseo, la auto-estima y la presión para cumplir con las expectativas. Se critica, de manera inteligente y sin ser demasiado didáctica, la idea de que la felicidad se encuentra en el reconocimiento social o en la aprobación externa. Hay momentos en los que la película se vuelve un tanto abstracta y su ritmo puede sentirse pausado, pero esto sirve para profundizar en la experiencia interna de Adam.

Visualmente, la película es impresionante. Dublín se muestra con una belleza melancólica, especialmente en las escenas nocturnas. La fotografía, cuidada y atmosférica, contribuye significativamente a la ambientación y refuerza la sensación de misterio que impregna la trama. La banda sonora, con piezas originales y canciones evocadoras, complementa a la perfección la narrativa. Sin embargo, a veces la película se pierde en sus propios experimentos, y algunos de los flashbacks, aunque estilísticamente interesantes, restan fuerza a la trama principal. No obstante, la película logra mantener al espectador enganchado gracias a su protagonista carismático y a su capacidad para plantear preguntas relevantes sobre la condición humana.

En definitiva, "Adam y ellas" es una película que recompensa la paciencia y la reflexión. No es un romance convencional, sino una experiencia cinematográfica que invita a la introspección y a la discusión. Es una película que no te dejará indiferente, y que te hará cuestionar tus propias percepciones sobre el amor, el deseo y la felicidad.

Nota: 7.5/10