Adiós a mi concubina (1993)

“Adiós a mi Concubina” es, en definitiva, una película de atmósfera y sensaciones que, aunque no llega a la grandilocuencia de algunos de sus contemporáneos, logra cautivar por su sutil retrato de una China convulsa y por la delicada exploración de la amistad y el amor no convencional. Dirigida con maestría por Zhang Shijie, la película se sumerge en la Beijing de 1925, un crisol de tensiones políticas y de una rica vida cultural, ejemplificada por la ópera, un escape y un reflejo de la sociedad. La elección de esta época y de este género musical es fundamental para entender la película, ya que ofrece un marco perfecto para la ambigüedad y la sutileza con la que se plantean las relaciones y la identidad.

La película no se centra en la Revolución o en los conflictos políticos de la época. Su fuerza reside en las pequeñas historias, en el desarrollo de la relación entre Douzi y Shitou, interpretados con una naturalidad y una vulnerabilidad conmovedoras por Chen Jianwei y Ma Huilin respectivamente. Su amistad, basada en el respeto mutuo y un cariño que va más allá de lo meramente platónico, es el eje central de la trama. La representación de la belleza femenina a través de la formación de Douzi como estrella de ópera es una metáfora poderosa de la opresión social y la necesidad de encontrar una voz, incluso si esa voz se encuentra en un papel ajeno a la identidad biológica. La tensión entre los papeles que se les asignan – la elegancia y la delicadeza para Douzi, la fuerza y la disciplina para Shitou – refleja las restricciones impuestas a ambos personajes.

El guion, a pesar de su ritmo pausado, es exquisito. Evita los clichés y se permite explorar las emociones de los personajes con paciencia y profundidad. No hay grandilocuencia, solo momentos de sutiles diálogos y miradas que transmiten más de lo que se dice. La fotografía de Zhang Yilong es particularmente destacable. Las escenas de la ópera, con sus elaborados trajes y la iluminación teatral, son visualmente impactantes y crean un ambiente que transporta al espectador a la China de la época. La banda sonora, con melodías tradicionales chinas y composiciones originales, complementa a la perfección la atmósfera de la película.

Sin embargo, la película no está exenta de imperfecciones. Algunos espectadores podrían encontrar el ritmo excesivamente lento y la falta de acción un factor limitante. También se podría argumentar que la película no profundiza lo suficiente en la dimensión política de la época, aunque su enfoque en las relaciones personales es, en última instancia, más efectivo. No obstante, "Adiós a mi Concubina" es una obra valiosa que invita a la reflexión sobre temas universales como la identidad, la amistad, el amor y las limitaciones impuestas por la sociedad.

Nota: 7.5/10