“After: Almas Perdidas” no es una revolución cinematográfica, ni mucho menos. Es, en esencia, un melodrama juvenil con ingredientes de thriller psicológico, y lo hace con una ambición que, al final, no logra materializar por completo. La película se alimenta de la fragilidad de las relaciones amorosas y las consecuencias devastadoras de los secretos familiares, pero su ejecución resulta más convencional que impactante.
El guion, adaptado de la popular saga de novelas adolescentes, se centra en la compleja dinámica entre Tessa Young y Hardin Scott. La trama, que busca explorar la dinámica de un romance tóxico y las heridas emocionales del pasado, se siente a veces torpe y predecible. La introducción de la intriga – el pasado oscuro de Hardin y las mentiras que ha mantenido a Tessa – se construye con un ritmo lento y deliberado, pero la resolución, cuando llega, se siente un poco apresurada y con demasiada indulgencia con los clichés del género. Hay momentos de tensión, sí, pero la mayoría son utilizados para generar suspense artificial en lugar de profundizar en el conflicto emocional real.
Sin embargo, la película no es un completo desastre. La dirección de Blaise Campbell logra crear una atmósfera visualmente atractiva, utilizando la estética gótica y los paisajes oscuros de Nueva Orleans para subrayar la melancolía y la desesperación de los personajes. La cinematografía, aunque estándar en muchos momentos, logra capturar la intensidad de las escenas más dramáticas y los momentos íntimos entre Tessa y Hardin. La banda sonora, compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross, es, como es habitual en esta serie, especialmente efectiva, reforzando las emociones y creando un ambiente claustrofóbico que refleja el estado anímico de los protagonistas.
Las actuaciones son, en general, sólidas. Josephine J. Donovan como Tessa aporta una vulnerabilidad y un sentimiento de confusión que son cruciales para que el espectador se identifique con ella. Dylan O'Brien, en el papel de Hardin, se aferra a la intensidad y la inestabilidad que caracterizan al personaje, pero a veces cae en la exageración, entregando una interpretación que puede resultar un poco unidimensional. El reparto secundario, con actores menos conocidos, realiza un trabajo aceptable, aunque sus personajes no tienen la profundidad que merecerían.
En definitiva, “After: Almas Perdidas” es una película que apunta a emocionar al espectador adolescente, pero que, en su intento de ofrecer un drama romántico intenso y psicológico, se pierde en la sobreexplotación de los tropos del género. Es entretenida, sí, pero no dejará una huella duradera. Su valor reside en su capacidad para mantener al público enganchado, pero no para ofrecer una experiencia cinematográfica realmente memorable. Se deja ver, sin duda, pero con la firme convicción de que hay opciones más interesantes disponibles.
Nota: 6/10