“Aftershock” es una película que, a pesar de presentar una premisa atractiva y un entorno visualmente impresionante, no logra alcanzar la intensidad emocional que promete. Dirigida por James Swallow, la película se centra en Gringo (interpretado por Roth), un joven estadounidense que, inmerso en unas vacaciones de alto standing en Chile, experimenta un abrupto cambio de fortuna tras un devastador terremoto. La promesa de un thriller de supervivencia con un toque de drama romántico inicialmente se ve empañada por una ejecución que, aunque no es abiertamente mala, carece de la sutileza y la profundidad necesarias para realmente cautivar al espectador.
La fotografía, sin duda, es uno de los puntos fuertes de la película. Los planos de Chile, desde las playas relucientes hasta las imponentes montañas, son hermosos y contribuyen a crear una atmósfera inicial de idílico hedonismo. Sin embargo, este encanto visual no logra compensar las deficiencias del guion. La historia, en su núcleo, es relativamente simple y, a veces, se siente predecible. Se centra en la lucha por la supervivencia de Gringo y sus amigos tras el terremoto, pero la trama se ve obstaculizada por diálogos forzados y situaciones que parecen diseñadas más para generar tensión artificial que para ser creíbles. Se intenta explorar temas como la amistad, la vulnerabilidad y la lucha por la supervivencia, pero estos se presentan de forma superficial y no se exploran con la profundidad que merecen.
El actor Roth ofrece una actuación honesta y convincente como Gringo. Logra transmitir la frustración y la vulnerabilidad del personaje, y su viaje desde el despreocupado turista hasta el hombre que debe luchar por su vida es relativamente creíble. Sin embargo, la falta de profundidad en el guion limita su capacidad para mostrar un arco dramático más complejo. El reparto secundario, compuesto principalmente por jóvenes actores, aporta un toque juvenil y fresco, pero carecen de la madurez para complementar las actuaciones principales.
La dirección de Swallow es competente, pero no destaca particularmente. Maneja bien los momentos de tensión y crea algunas escenas visualmente impactantes, especialmente las que muestran la devastación causada por el terremoto. Sin embargo, la película carece de un estilo visual distintivo y se basa en técnicas comunes del género de supervivencia. La banda sonora, aunque efectiva en algunos momentos, a veces parece desproporcionada y contribuye a la sensación de artificio. Es importante señalar que la película intenta equilibrar el drama de la supervivencia con una sutil historia de amor, pero este elemento se integra de forma torpe y poco natural dentro de la narrativa principal. En definitiva, “Aftershock” es una película que ofrece un entretenimiento ligero pero no deja una impresión duradera.
Nota: 6/10