Agak Laen (2024)

“Agak Laen” no es la comedia de terror que quizás promete en primera instancia, sino una reflexión incómoda envuelta en una carcajada nerviosa. Oki Rengga, Boris Bokir, Indra Jegel y Tissa Biani Azzahra, como la entraña de un grupo de amigos con un negocio peculiar, nos sumergen en una situación grotesca que se convierte en la base de un argumento, a menudo, más ingenioso que aterrador. El concepto central – enterrar un cadáver dentro de una atracción de casas embrujadas – es, por supuesto, audaz y provocador, y es ahí donde reside gran parte del encanto de la película.

La dirección de Ernest Isanta se distingue por un tono general que no busca el susto tradicional. Más bien, prioriza la creación de una atmósfera opresiva, un equilibrio entre lo ridículo y lo perturbador. Hay momentos, especialmente en las escenas iniciales y durante la “promoción” del negocio macabro, donde la cámara y la banda sonora construyen con maestría la sensación de inquietud. Sin embargo, la película ocasionalmente se diluye en situaciones exageradas, donde la comedia se vuelve un poco demasiado recargada, perdiendo un poco la sutileza que podría haber enriquecido la experiencia. La utilización del color y la iluminación también es notable, contribuyendo a un ambiente visualmente rico y que, en ocasiones, logra evocar una sensación casi surrealista.

Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Oki Rengga aporta la figura del líder cínico y con un toque de inmadurez, mientras que Boris Bokir se beneficia del papel del personaje más excéntrico y neurótico. Indra Jegel y Tissa Biani Azzahra complementan el grupo con una dinámica de amistad que se revela tanto divertida como, a veces, inquietante. No obstante, debo señalar que algunos diálogos resultan un tanto forzados, especialmente en las interacciones entre los personajes y con los clientes de la atracción. La química entre los actores es visible, pero la escritura no siempre lo aprovecha al máximo.

El guion, escrito por Oki Rengga, es el elemento más discutible de la película. Si bien la premisa original es fascinante y las giros inesperados mantienen a la audiencia enganchada, el desarrollo de la trama a veces resulta desordenado y carente de un hilo conductor claro. Los personajes se ven envueltos en situaciones cada vez más absurdas sin una reflexión profunda sobre las implicaciones éticas o morales de sus acciones. La película explora temas como la responsabilidad, la moralidad y la búsqueda del éxito, pero los aborda de manera superficial, relegándolos a un segundo plano frente a la comedia. A pesar de ello, el ritmo rápido y la imprevisibilidad de la historia mantienen la atención del espectador, y es precisamente esta mezcla de elementos que define la singularidad de “Agak Laen”. Se trata de una comedia que no se asusta, sino que te hace pensar, aunque sea fugazmente.

Nota: 7/10