Ahora me toca a mí (1980)

“Ahora me toca a mí” (Now Me Too) es un melodrama contemporáneo que, en su núcleo, presenta una reflexión sobre las elecciones vitales y el arriesgado juego entre el deseo y la estabilidad. La película, dirigida con una pulcritud visual que denota la mano de James C. White, no se centra en la grandilocuencia, sino en la intensidad de las emociones humanas, observando cómo las decisiones aparentemente pequeñas pueden desencadenar consecuencias imprevistas y profundamente personales. La protagonista, interpretada con una honestidad conmovedora por Jodie Comer, es una mujer atrapada en una existencia intelectualmente estimulante pero emocionalmente desprovista. Su profesión como profesora de matemáticas, aunque aparentemente segura y prestigiosa, la ha alejado de cualquier conexión significativa. Comer logra transmitir esa sensación de aislamiento con una sutileza y una vulnerabilidad que la hacen inmediatamente simpática, incluso cuando sus acciones la llevan por caminos tortuosos. La actriz logra una magnífica dicotomía entre la lógica implacable de su trabajo y la creciente pasión que despierta en el personaje, mostrando una profundidad emocional que es el corazón de la película. El guion, escrito por Dennis Kelner y Michael Slack, es lo que realmente eleva la película. Aunque la trama principal se centra en el triángulo amoroso, el guion explora temas más amplios como el arrepentimiento, la nostalgia, la búsqueda de la felicidad y el precio de la ambición. Se evita caer en clichés románticos y se adentra en las complejidades psicológicas de sus personajes, presentando dilemas morales que no tienen respuestas fáciles. La película no juzga a sus personajes, sino que los presenta en sus momentos de fragilidad y contradicción, lo que crea una conexión mucho más fuerte con la audiencia. La actuación de John Hamm como el ex-jugador de béisbol, Matt, es notablemente sutil. Su personaje no es un maníaco romántico, sino un hombre marcado por sus errores pasados, buscando redención a través de un nuevo amor. Hamm aporta una capa de melancolía y esperanza a la historia, creando un contrapunto a la rigidez intelectual de la protagonista. La química entre Comer y Hamm es palpable y se construye gradualmente a lo largo de la película, dando a la relación una sensación de autenticidad. El desarrollo de sus personajes no se siente apresurado, permitiendo que la audiencia comprenda por qué ambos personajes están luchando con sus elecciones. A pesar de su ambición temática y sus excelentes actuaciones, “Ahora me toca a mí” no es una película fácil de ver. Es intensa, a veces dolorosa, y exige una cierta disposición por parte del espectador. No busca soluciones simples y, en última instancia, nos deja con una pregunta abierta: ¿es el arrepentimiento suficiente para cambiar nuestro destino? La película logra, sin embargo, una conexión emocional profunda con el espectador, invitándolo a reflexionar sobre sus propias vidas y las decisiones que ha tomado.

Nota: 8/10