“Ai Weiwei: Never Sorry” no es simplemente un documental; es una inmersión profunda, casi visceral, en la vida de uno de los artistas más controvertidos y apasionados de nuestro tiempo. La película, dirigida por Cao Yu, se centra en un periodo crucial de la trayectoria de Ai Weiwei, desde el frenético auge de su impacto en el mundo digital a través de su innovadora instalación “Dropping a Han Dynasty Brick” hasta el arresto que marcó un punto de inflexión en su vida y en la relación entre el artista y el gobierno chino. Lo que comienza como una revisión cronológica de eventos se transforma rápidamente en una reflexión sobre la libertad de expresión, la responsabilidad artística y el costo personal de la crítica.
La dirección de Cao Yu es magistral en su enfoque casi documental, dejando a menudo que las imágenes hablen por sí mismas. La película evoca una atmósfera constante de tensión y aprehensión, fruto de los testimonios de la esposa de Ai Weiwei, Lu Si, de sus amigos, colaboradores y colegas. Estos relatos, combinados con material de archivo, nos permiten vislumbrar la complejidad de la situación de Ai Weiwei y la profunda preocupación que rodeaba su trabajo. La película no busca juzgar al artista; más bien, se plantea como un registro exhaustivo de un período turbulento, ofreciendo una perspectiva plural sobre las acciones de Ai Weiwei y sus consecuencias. La ausencia de entrevistas directas con Ai Weiwei, aunque quizás una decisión estratégica, contribuye a la sensación de que estamos observando un evento en tiempo real, una historia que se revela gradualmente a través de los ojos de quienes lo rodeaban.
Las actuaciones son extraordinarias, dominadas por la interpretación conmovedora de Lu Si. Su dolor, su frustración y su inquebrantable amor por Ai Weiwei son palpables en cada escena. Los testimonios de otros personajes – figuras clave del arte chino contemporáneo y amigos cercanos – aportan matices y perspectivas valiosas, revelando la naturaleza profundamente humana de Ai Weiwei, más allá de su imagen pública de activista desafiante. Estos relatos no se limitan a narrar hechos; exploran la psicología del artista, su búsqueda constante de la verdad y su conexión con la memoria colectiva de China.
El guion es sutil pero poderoso. No intenta simplificar la narrativa ni ofrecer juicios de valor. En cambio, se centra en construir una imagen completa y matizada del personaje de Ai Weiwei. Las secuencias que muestran su trabajo en la “Dropping a Han Dynasty Brick” son particularmente impactantes, transmitiendo la energía y la experimentación que caracterizan su práctica artística. La película también aborda con una gran sensibilidad la represión política en China, mostrando el impacto de la detención de Ai Weiwei en la vida de su familia y en el mundo del arte. Es una obra que nos obliga a reflexionar sobre el papel del artista en la sociedad y sobre las implicaciones de la libertad de expresión en un contexto de creciente control autoritario. "Ai Weiwei: Never Sorry" es un documento invaluable, no solo para comprender la vida de un artista singular, sino también para comprender un período crucial de la historia china contemporánea.
Nota: 8.5/10