Aislados (2012)

“Aislados” (Quarantine) no es la zombiapelea postapocalíptica que muchos podrían esperar al ver el título. Esta película de Michael Rosenfelt es, en su lugar, un estudio aterrador de la psique humana bajo la más extrema presión. La premisa, un grupo de desconocidos atrapados en un edificio de Nueva York tras un ataque inexplicable, es sólida, pero es la forma en que el director explora las consecuencias psicológicas de ese aislamiento lo convierte en una experiencia verdaderamente inquietante. La película no se centra en la acción ni en los efectos especiales, sino en el lento desmoronamiento de la cordura y la transformación de la humanidad en un estado salvaje.

La dirección de Rosenfelt es notablemente económica. Se centra en la atmósfera, utilizando la oscuridad, los espacios cerrados y la música para generar una sensación constante de incomodidad y tensión. No hay bombazos visuales o confrontaciones explosivas. En cambio, la película se construye gradualmente, a través de miradas inquietantes, diálogos tensos y momentos de silencio letales. Este enfoque deliberadamente lento y metódico es, en mi opinión, lo que más distingue a la película de otros trabajos del género. La fotografía, por ejemplo, es impactante, con los colores apagados y el uso de la luz y la sombra para subrayar el creciente sentimiento de desesperación.

El elenco, encabezado por Michael Peña, se sostiene admirablemente bajo la intensa presión psicológica que imponen las circunstancias. Peña entrega una actuación cautivadora, transmitiendo de forma convincente la evolución de un hombre que va de ser un ciudadano corriente a un depredador consumido por el miedo y la paranoia. Las interpretaciones de los demás miembros del grupo, como Melissa Leo y Joe LoCicero, también son sólidas, cada uno aportando una faceta diferente a la crisis. Se nota un buen trabajo en la construcción de personajes que, aunque inicialmente ajenos entre sí, se ven obligados a enfrentarse a sus propios demonios y a la amenaza mutua.

Sin embargo, el guion, aunque funcional, presenta algunas debilidades. A veces, el ritmo se estira demasiado, y ciertos diálogos se sienten artificiales y poco naturales. Además, la explicación del cataclismo inicial es vaga y poco satisfactoria, lo que puede resultar frustrante para el espectador que busca respuestas. No obstante, la película consigue crear una sensación de autenticidad en la representación de la locura y la desintegración moral. El verdadero terror reside en la humanidad que descubren los personajes, y en la idea de que el mayor peligro no proviene del exterior, sino de dentro.

En definitiva, “Aislados” no es una película para todos los gustos. Requiere paciencia y una cierta disposición a sumergirse en una atmósfera opresiva y perturbadora. Pero para aquellos que busquen una experiencia cinematográfica que explore los límites de la psique humana en un contexto de extrema supervivencia, esta película ofrece una perspectiva original y, a menudo, escalofriante. Es un pequeño clásico del terror psicológico, que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales han terminado.

Nota: 7/10