Al borde del abismo (2012)

“Al borde del abismo” (Edge of Darkness) es una película de thriller neo-noir que, a pesar de ciertas lagunas, ofrece un espectáculo visualmente impactante y un despliegue de tensión que, en última instancia, resulta satisfactorio, aunque no revolucionario. La película, dirigida por Edward Dmytryk, se aferra a un esquema narrativo clásico, pero lo hace con una intensidad que se siente palpable desde el inicio y que, de cierto modo, compensa ciertas inconsistencias en el guion.

La premisa, en sí misma, es intrigante: un policía retirado, Nick Cassidy (Mel Gibson), intenta huir de la cárcel, solo para descubrir que su pasado y el de su familia están inextricablemente ligados a una conspiración gubernamental que amenaza con sumir a Nueva York en el caos. La conexión entre las oscuras actividades de la administración y la vida de la familia Cassidy crea una dinámica de suspense que se mantiene constante a lo largo de la película. Sin embargo, el guion, aunque efectivo para generar tensión, se permite caer en algunos clichés y momentos que, admito, podrían haber sido mejor trabajados. Las motivaciones de ciertos personajes secundarios, en particular, no siempre resultan del todo convincentes, y algunas escenas parecen forzadas para aumentar el dramatismo.

La dirección de Edward Dmytryk es sólida y se centra en la creación de atmósferas opresivas y claustrofóbicas. La película utiliza la icónica arquitectura del Hotel Roosevelt como un escenario perfecto para la sensación de peligro inminente, y las escenas en la cornisa del hotel son particularmente impactantes y visualmente memorables. La fotografía, con sus tonos grises y azules, contribuye significativamente a esta atmósfera sombría y de desconfianza. Dmytryk, sin embargo, se atreve a utilizar la cámara de manera efectiva, alternando planos amplios que muestran la magnitud de la ciudad con primeros planos que capturan la desesperación de los personajes.

Mel Gibson ofrece una actuación convincente como Nick Cassidy, un hombre atormentado por su pasado y dispuesto a todo para proteger a su familia. La película aprovecha al máximo sus habilidades para transmitir la ira, el dolor y la determinación del personaje. El resto del reparto también cumple su cometido, con un Walter Matthau especialmente brillante como el senador Robert, un hombre aparentemente benevolente pero con secretos oscuros. La química entre Gibson y Matthau es palpable, y su interacción genera algunos de los momentos más tensos de la película. Aunque algunas actuaciones son un poco exageradas, la verdad es que la trama es lo que realmente exige atención del espectador.

En definitiva, "Al borde del abismo" no es una obra maestra cinematográfica, pero sí una película de suspense entretenida que logra mantener la atención del espectador gracias a su atmósfera opresiva, sus grandes planos y la actuación convincente de Mel Gibson. Es una película que, si bien no sorprende, ofrece un buen rato y sirve como un recordatorio de que el poder a veces se disfraza de benevolencia. No es una película que cambiará tu vida, pero sí que te dejará con una sensación de inquietud que perdurará después de las créditos.

Nota: 6.5/10