Al Cruzar El Límite (1996)

“Al Cruzar El Límite” (Across the Baseline), la última entrega de Simon Pegg y Nick Frost, es una película que se siente, en el fondo, como un ejercicio de nostalgia cuidadosamente orquestado, pero que, por desgracia, no alcanza la chispa que le caracterizó a su debut, “Paul”. La premisa, por lo menos, es prometedora: un encuentro fortuito con una entidad desconocida que obliga a dos amigos de la vida para explorar lo desconocido, un concepto que siempre ha resonado con la pareja de cómicos y actores. Sin embargo, el resultado final es, en general, decepcionante, aunque con algunos destellos de ingenio que intentan elevar la experiencia.

La dirección de Justin reasons es, en su mayoría, contemplativa. Se centra en el establecimiento del ambiente, en la creación de una atmósfera de inquietud que, si bien es efectiva en ciertos momentos, termina volviéndose repetitiva y, a veces, torpe. Hay escenas visualmente interesantes, con una utilización del color y la luz que busca generar tensión, pero la dirección carece de un pulso narrativo que impulse la historia hacia adelante. Se observan momentos de acción decentes, pero no se ven elaborados ni convincentes, sacrificando la tensión por la velocidad, lo que disminuye su impacto.

Hugh Grant ofrece una actuación que se sitúa entre el absurdo y el correcto. Su personaje, un médico especializado en el análisis de sueños, es inherentemente excéntrico y Grant lo interpreta con la familiar gracia y el sarcasmo que lo han convertido en un icono. No obstante, el guion le confiere un papel que a menudo se siente limitado y, en ocasiones, caricaturesco. El resto del reparto –Mark Bonham, Chris Segall y Ben Whishaw– aporta lo justo para completar el equipo, pero ninguno destaca especialmente. El actor Whishaw, en particular, podría haber entregado un personaje más profundo y memorable.

El guion es, sin duda, el principal punto débil de la película. Si bien la premisa de explorar las dimensiones alternativas es intrigante, la ejecución carece de originalidad y profundidad. La trama se desarrolla de manera predecible, con giros argumentales poco sorprendentes y un ritmo desigual. El humor, que es un elemento central de la película, a menudo es forzado y no siempre encaja con el tono general. Además, el guion sacrifica la construcción de personajes convincentes en favor de bromas rápidas y situaciones absurdas, lo que deja al público sin conectar emocionalmente con los protagonistas.

En definitiva, “Al Cruzar El Límite” es una película entretenida, pero superficial. Ofrece momentos de diversión y nostalgia, pero carece de la inteligencia y la originalidad que caracterizaron las obras anteriores de Simon Pegg y Nick Frost. Un intento interesante, pero que no logra alcanzar su potencial.

Nota: 5/10