Aladdín (2019)

‘Aladdín’ (2019) es un espectáculo visual deslumbrante que, sin embargo, se queda a medio camino entre el impacto inmediato y la profundidad narrativa. Disney ha demostrado una vez más su maestría en la creación de mundos fantásticos, y la película es, sin duda, un triunfo en términos de diseño de producción y coreografía de las canciones. La ambientación del reino de Agrabah, con sus vibrantes colores, la arquitectura elaborada y la estética oriental, es simplemente cautivadora. El uso del CGI es particularmente impresionante, especialmente en las escenas de vuelo de Aladdín y la transformación del Genio, que se manejan con una fluidez y un realismo sorprendentes para el género.

En cuanto a la dirección de John M. Chu, se nota su ambición y su deseo de inyectar energía al filme. La película es, sin duda, muy entretenida y llena de momentos cómicos, aunque la velocidad con la que se desarrollan los acontecimientos a veces sacrifica el desarrollo de personajes. La comedia, a menudo basada en el humor visual y situaciones exageradas, funciona bien en el corto plazo, pero no logra profundizar en las motivaciones de los personajes o explorar las complejidades de sus relaciones.

La actuación de Mena Massoud como Aladdín es sólida, aunque a veces le falta un toque de autenticidad emocional. Su Aladdín es un chico en busca de algo más que la riqueza y el estatus social, aunque la película no siempre le da la oportunidad de mostrar esa búsqueda con la profundidad que merece. Naomi Scott ofrece una interpretación convincente como la princesa Jasmine, quien, al igual que en el relato original, se enfrenta a las expectativas de su padre y a la opresión de una sociedad patriarcal, mostrando una rebeldía y una inteligencia que la convierten en una protagonista admirable. Robin Mahony como Jafar está, por otra parte, descaradamente villanesco y cuenta con una presencia física imponente, aunque su interpretación, en mi opinión, carece de la sutileza y la complejidad que un personaje tan importante debería tener. La química entre Massoud y Scott es palpable, lo que añade una capa de interés a su romance.

El guion, escrito por la misma equipo, es, en general, predecible y simplista. Si bien la película se beneficia del rico material del cuento de hadas, y presenta modificaciones atractivas, a veces se apoya demasiado en clichés y en soluciones rápidas. El rol del Genio, interpretado magistralmente por Will Smith, es un punto fuerte indiscutible, aportando un toque de humor inteligente, improvisación y un encanto innegable. Sin embargo, su personaje se siente, a veces, un poco superficial y su papel como mero dispensador de deseos no se explora en profundidad. La trama, si bien entretenida, no alcanza a generar un verdadero impacto emocional ni a provocar la reflexión que podría haber aportado la exploración de temas como la justicia, la libertad y la importancia de la autenticidad.

En definitiva, ‘Aladdín’ es un espectáculo visualmente deslumbrante que ofrece entretenimiento de alta calidad, pero que, en última instancia, se queda a medio camino del gran cine. Es una película disfrutable, con momentos memorables, pero carece de la sustancia emocional y la profundidad narrativa que la harían destacar como una obra maestra del género.

Nota: 7/10