Alanis (2017)

“Alanis” es un drama social que, a pesar de no ofrecer soluciones fáciles ni un melodrama grandilocuente, logra conectar con el espectador gracias a su retrato crudo y realista de la precariedad y la supervivencia en las entrañas de la sociedad española. La película no se detiene en el heroísmo o en la redención fácil; más bien, se centra en la lucha diaria de una mujer, Alanis, en un sistema que parece desampararla y a su hijo. La dirección de Alejandro del Castillo es firme, sin caer en sentimentalismos gratuitos. Mantiene un tono sombrío y a menudo claustrofóbico, reflejando la situación desesperada de sus personajes. El uso de la luz y la sombra es particularmente efectivo, subrayando la oscuridad que envuelve la vida de Alanis y su hijo.

Las actuaciones son, en su mayoría, sobresalientes. Marta Hazas, como Alanis, entrega una interpretación visceral y conmovedora. Su mirada transmite una mezcla de frustración, desesperación y una tenaz voluntad de sobrevivir. No es una actuación fácil, pues requiere una gran fuerza interior para abordar la vulnerabilidad de su personaje. Sin embargo, su interpretación evita la sobreactuación, comunicando la complejidad de un ser humano que ha sufrido, pero que aún busca una salida. La química entre Hazas y su compañera, Gisela, interpretada por María Morales, es palpable. La relación entre ambas, que va más allá de la simple amistad, funciona como un apoyo fundamental en la lucha de Alanis.

El guion, escrito por José Manuel Carro y Alejandro del Castillo, se basa en la realidad social de manera inteligente. Evita los clichés y se centra en la perspectiva de Alanis, mostrando las consecuencias de su pasado y las dificultades que enfrenta para escapar de la pobreza y la marginación. La trama, aunque simple en su planteamiento, se desarrolla de forma natural y se centra en la relación entre Alanis, su hijo y Gisela. La película explora la complejidad de las relaciones humanas en situaciones de vulnerabilidad, mostrando tanto la crueldad del sistema como la capacidad de empatía que aún existe. Sin embargo, no se aburre en la resolución, sino que se deja en la ambigüedad, en una situación de duda y espera de mejores tiempos. Es una película que invita a la reflexión sobre la desigualdad social y la importancia de ofrecer oportunidades a aquellos que se encuentran en situación de precariedad.

El ritmo es pausado, permitiendo al espectador conectar con los personajes y comprender su situación. La banda sonora, minimalista y con piezas de música electrónica, refuerza la atmósfera opresiva de la película. A pesar de que la historia se centra en las dificultades de Alanis, la película no es puramente negativa; también muestra momentos de ternura, de unión y de esperanza, que contrastan con la dureza del entorno. En definitiva, “Alanis” es una película dura pero necesaria, que denuncia la injusticia social y ofrece un retrato honesto y conmovedor de la vida de una mujer que lucha por un futuro mejor.

Nota: 7.5/10