Alata: Amor Sin Barreras (2012)

“Alata: Amor Sin Barreras” es una película que se adentra en un territorio emocionalmente rico y, a la vez, profundamente problemático: el amor transcultural en un contexto geopolítico devastador. La dirección de Netaf & Barkan logra, con una sutileza asombrosa, construir una narrativa que no cae en clichés ni simplificaciones, evitando la voyerismo y profundizando en la complejidad de las vidas de sus personajes. Se percibe una meticulosa planificación, no solo en la composición visual, que utiliza la luz y el color para reflejar el estado emocional de los protagonistas, sino también en la forma en que se presenta la realidad, mostrando fragmentos de la vida cotidiana en Cisjordania y Tel Aviv, pero sin idealizar ni demonizar ninguno de los lados.

Las actuaciones son excepcionales. Amir Darwish, como Nimer, ofrece una interpretación creíble y conmovedora, transmitiendo la frustración, el anhelo y la vulnerabilidad de un joven atrapado entre sus sueños y las limitaciones impuestas por su identidad. De manera igualmente impresionante, Lior Saada interpreta a Roy, logrando humanizar al personaje, mostrándolo como un hombre inteligente, sensible y, a pesar de sus convicciones, dispuesto a amar sin fronteras. Su química con Darwish es palpable y fundamental para el éxito de la película. Observar cómo Nimer y Roy se acercan, se enamoran y se enfrentan a las barreras que se interponen en su camino es el núcleo emocional de la película y se siente real, sin artificios. Los secundarios, aunque con menos tiempo en pantalla, contribuyen a la autenticidad del entorno, mostrando la dinámica familiar y social en ambos lados del río.

El guion, en mi opinión, es el punto fuerte de la película. Evitando la representación simplista de la tensión palestino-israelina, se centra en la experiencia individual de Nimer y Roy. La película no ofrece respuestas fáciles ni pretende ser una herramienta propagandística. Se presenta, en cambio, un retrato honesto de las dificultades que enfrentan las personas que intentan romper las barreras sociales y culturales. La película explora temas como la identidad, la pertenencia, el amor, la discriminación y la complejidad de la búsqueda de la felicidad. Hay momentos de tensión genuina, pero también momentos de gran ternura y humor. La trama, aunque lenta en algunos momentos, se desarrolla de manera orgánica y natural, permitiendo al espectador conectar emocionalmente con los personajes y sumergirse en su mundo. Las conversaciones, a menudo incómodas y cargadas de significado, son especialmente convincentes y se sienten muy reales. La película logra, sin embargo, equilibrar la carga emocional con momentos de quietud y contemplación, lo que evita que se sienta abrumadora.

En definitiva, “Alata: Amor Sin Barreras” es una película que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del amor y los obstáculos que nos impone el mundo. Es un retrato conmovedor y provocador de la realidad, que nos recuerda la importancia de la empatía y la lucha por la igualdad. No es un entretenimiento ligero, pero sí una experiencia cinematográfica valiosa y memorable.

Nota: 8.5/10