Alerta roja (2021)

“Alerta Roja” no es precisamente la película que iba a protagonizar mi noche de cine, pero a veces la realidad supera con creces las expectativas, incluso si esas expectativas son modestas. La trama, basada en un esquema bastante conocido –un robo que provoca una colisión de dos criminales con agendas opuestas– ofrece un punto de partida sólido, aunque no particularmente original. Sin embargo, la película se beneficia de una dirección competente y de actuaciones que, en su mayoría, logran elevar la experiencia cinematográfica por encima del simple entretenimiento.

James Fox, el director, se muestra seguro en su manejo del ritmo y la tensión. El film evita la volubilidad innecesaria, apostando por una construcción gradual de la amenaza y una sucesión de persecuciones visualmente estimulantes. La coreografía de las escenas de acción, aunque con algunos momentos de exageración característica del género, es dinámica y se integra bien en el relato. No se deja caer en la sobreexposición, y consigue mantener al espectador enganchado a lo que sucede a continuación. La banda sonora, aunque no revolucionaria, complementa a la perfección el tono de la película, intensificando las escenas más dramáticas y de acción. La dirección no se limita a la acción; logra plasmar también el desgaste emocional de los personajes, evidenciando las consecuencias de su profesión en vidas personales a menudo destrozadas.

Las actuaciones son uno de los puntos fuertes del film. Ryan Reynolds, como siempre, aporta su característico humor, pero aquí lo emplea con moderación, dotando a su personaje de una vulnerabilidad inesperada. Gal Gadot, que a menudo se ve relegada a roles de heroína frágil, demuestra una versatilidad interesante al interpretar a una criminal implacable y con un pasado turbulento. El verdadero soplo de aire fresco, sin embargo, es Chris Evans. Evans, al interpretar al agente del FBI, aporta una seriedad y una profundidad a su personaje que contrastan con el tono ligero del resto de la película. Su actuación es convincente, transmitiendo el conflicto interno de un hombre que se ve forzado a colaborar con criminales para detener una amenaza mucho mayor. La química entre Evans y Reynolds es palpable, alimentando las dinámicas de tensión y humor que son fundamentales para el desarrollo de la trama.

En cuanto al guion, debo admitir que presenta algunos agujeros argumentales y diálogos que podrían haberse pulido con mayor cuidado. Algunos giros resultan predecibles, y la resolución final, aunque satisfactoria, no llega a sorprender. Sin embargo, la película compensa estas debilidades con una trama principal emocionante y bien ejecutada, y con un nivel de suspense que, en general, se mantiene alto. La película no aspira a ser una obra maestra del cine de acción, pero sí ofrece un entretenimiento sólido y un despliegue visualmente atractivo. Se trata, en definitiva, de una película para disfrutar sin grandes pretensiones, un escapismo satisfactorio para el fin de semana. No es la mejor película de acción que he visto, pero tampoco es la peor.

Nota: 6/10