“Alice, cariño” (Alice, Darling) no es una comedia romántica convencional, y quizás eso sea precisamente su mayor virtud. Directa Emma Thompson nos entrega una película que, si bien empieza con un tono aparentemente ligero, se sumerge en una exploración inquietante y brutal sobre la manipulación, el abuso psicológico y la búsqueda de la autoafirmación. Thompson, en un papel que la define por completo, asume el rol de Simon, un hombre aparentemente encantador y exitoso, pero que en la práctica es un manipulador implacable. Su interpretación es, sin duda, el núcleo de la película, mostrando con gran sutileza y eficacia el control que ejerce sobre Alice, una mujer atrapada en una relación tóxica y dolorosa.
Anna Kendrick, como Alice, realiza una actuación notable, equilibrando la vulnerabilidad y la creciente determinación con que se enfrenta a su situación. Kendrick transmite con convicción la lenta y dolorosa recuperación de Alice, sus dudas, sus miedos y, finalmente, su coraje. La película consigue mostrar el impacto devastador de la manipulación en la autoestima y en la percepción del mundo que tiene la protagonista, y Kendrick lo logra sin caer en la melodramatismo. El contraste entre el exterior aparentemente feliz de Alice y su realidad interna es palpable y profundamente conmovedor.
La dirección de Thompson es meticulosa y precisa. La película se construye lentamente, creando una atmósfera de tensión constante. El uso del color, la iluminación y la música contribuyen a generar un ambiente opresivo que refleja el estado psicológico de Alice. La película no se conforma con ofrecer una resolución rápida y fácil; en cambio, se sumerge en las consecuencias de las acciones y en el proceso de reconstrucción de la propia identidad. Se aprecia un tratamiento del tema del abuso psicológico que va más allá de la simple descripción, explorando las dinámicas de poder, el control y la manipulación emocional con una honestidad sorprendente.
El guion, coescrito por Stephanie Perkins y Justin Kurzel, es inteligente y sofisticado. Evita los clichés del género, ofreciendo una trama que es tanto personal como socialmente relevante. La película se atreve a abordar la dificultad de romper con un abusador, el miedo a la soledad y la necesidad de reconstruir la propia vida después de haber sido víctima de un trauma. Sin embargo, es importante señalar que la trama, en su fase de venganza, puede resultar un poco exagerada y forzada en algunos momentos, lo que resta un poco de equilibrio a la historia. No obstante, la exploración del personaje de Simon y sus motivaciones, aunque retorcidas, es la que realmente da profundidad a la película.
En definitiva, “Alice, cariño” es una película perturbadora pero fascinante, que nos recuerda la importancia de la autoafirmación, la amistad y la búsqueda de la felicidad. Es una obra que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar, invitándonos a reflexionar sobre las relaciones tóxicas y el poder de la resiliencia. Es un thriller psicológico con matices de drama, que si bien no es perfecta, cumple su cometido con una notable eficacia.
Nota: 7.5/10
