“Alicia a través del espejo” es, sin duda, una de las adaptaciones más ambiciosas de Disney de los últimos años, un esfuerzo visualmente deslumbrante que, a pesar de sus momentos de brillantez, termina sintiéndose un tanto desconectado de la esencia del original de Lewis Carroll. La película, dirigida por James Bobin y Danny Elfman, se adentra en un universo de fantasía que, aunque espectacular, carece de la agudeza y la subversión humorística que definieron la obra literaria.
La dirección de Bobin y Elfman se destaca por su estética impecable. La película es un festín para los ojos, con escenas de diseño de producción increíblemente detalladas que recrean el mundo de Alicia de una manera que se acerca a la inmensidad de la imaginación de Carroll. Las secuencias de baile, particularmente la del Sombrerero Loco y sus amigos, son verdaderamente memorables, y la utilización de la tecnología para crear atmósferas oníricas y surrealistas es, en general, muy acertada. Sin embargo, esta belleza visual a veces resulta abrumadora, sacrificando, en ocasiones, la claridad narrativa. Es un problema recurrente en la película: la exuberancia de la puesta en escena oscurece el núcleo de la historia.
Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Johnny Depp, como el Sombrerero Loco, ofrece una interpretación carismática y a veces desconcertante, capturando la esencia de la figura, aunque con un toque excesivo de teatralidad que quizá no sea del todo fiel al espíritu original. Mia Wasikowska como Alicia muestra una madurez y una vulnerabilidad convincentes, representando la inocencia y la creciente confusión de la joven protagonista. Helena Bonham Carter, en el papel de la Reina de Corazones, se erige como una antagonista memorable, combinando un poder innegable con una crueldad sutilmente inquietante. Pero la actuación de Bill Potts como Tiempo es, lamentablemente, la menos impactante de la película, mostrando una falta de profundidad y una inexpresividad que impiden que el personaje deje una impresión duradera.
El guion, lamentablemente, es donde la película más se estanca. Si bien la película aborda temas como la pérdida, el tiempo y la aceptación de la diferencia, lo hace de una manera a menudo torpe y artificiosa. El ritmo es irregular, con momentos de gran tensión interrumpidos por escenas de humor que no siempre están a la altura de la situación. La trama se complica innecesariamente, y los diálogos, aunque visualmente atractivos, a menudo carecen de la ingeniosidad y el juego de palabras que caracterizaron al original. La exploración del concepto del Tiempo como una entidad tangible, representada por el personaje de Bill Potts, se siente desapasionada y poco convincente, diluyendo el impacto emocional de la historia.
A pesar de sus deficiencias, “Alicia a través del espejo” es una película que vale la pena ver por su valor visual y por las actuaciones de varios de sus actores. Sin embargo, es una adaptación que se aleja demasiado del espíritu del libro de Carroll, sacrificando la complejidad y la inteligencia en favor de una estética llamativa pero superficial. No es una mala película, pero tampoco es una gran adaptación.
Nota: 6/10