‘Alien Nación’ (Alien Nation), estrenada en 1987, es una película que, a pesar de su premisa futurista y una estética que hoy en día pueda parecer un poco datada, ofrece una experiencia cinematográfica sorprendentemente compleja y, en ciertos aspectos, sorprendentemente perspicaz. No se trata simplemente de un thriller de ciencia ficción con elementos de acción, sino de una reflexión sobre la xenofobia, la integración social y el prejuicio, temas que, lamentablemente, siguen siendo relevantes en la actualidad. La película, dirigida con una elegancia sorprendente por Carl Muldrow, logra crear un ambiente visualmente rico y a la vez inquietante, que combina elementos de las ciudades costeras estadounidenses de los 80 con la arquitectura alienígena, creando una atmósfera particular y ligeramente opresiva.
James Caan, como Hicks, es el corazón de la película. Su personaje es un hombre duro, cínico y profundamente arraigado en sus prejuicios. Caan interpreta a Hicks con una intensidad convincente, mostrando su desconfianza hacia los 'Gli' (como se conocen a los alienígenas), sin ser simplemente un villano. Su evolución, a medida que se ve obligado a trabajar con el policí alienígena, Zylar (Mandy Patinkin), es sutil pero palpable. Patinkin, por su parte, ofrece una actuación igualmente destacada, logrando transmitir la inteligencia, la empatía y la aparente vulnerabilidad de su personaje, a pesar de su origen. La química entre Caan y Patinkin es un pilar fundamental del éxito de la película, y sus diálogos, a menudo cargados de tensión y sarcasmo, son uno de los puntos fuertes del guion. La dinámica entre ambos, el hombre duro y el alienígena “policía”, genera un interesante conflicto y, a la vez, permite una exploración de las diferencias culturales y las barreras del entendimiento.
El guion, escrito por William S. Winckler y Robert Townsend, se aleja de la fórmula habitual del cine de acción y suspense. No se limita a presentar una persecución constante, sino que dedica tiempo a desarrollar la historia, a explorar las relaciones entre los personajes y a plantear preguntas sobre la naturaleza de la identidad y la pertenencia. La trama, aunque no siempre brillante, es efectiva para mantener la atención del espectador y, sobre todo, obliga a la reflexión. La dirección, como mencioné anteriormente, es sólida y permite a los artistas visuales crear un mundo creíble, incluso si las particularidades del diseño alienígena pueden resultar un tanto artificiosos. La película, a pesar de su ritmo pausado en algunos momentos, se beneficia de un enfoque en el desarrollo de los personajes y en la creación de un ambiente atmosférico. El uso de la música, a veces orquestal, y la fotografía, con una paleta de colores que oscila entre el azul y el gris, contribuyen a la sensación de alienación y misterio que impregna la película.
En definitiva, ‘Alien Nación’ es una película interesante y subestimada, que ofrece más que un simple entretenimiento. Si bien no es una obra maestra, su enfoque en temas sociales relevantes y sus actuaciones convincentes la convierten en una propuesta valiosa para aquellos interesados en la ciencia ficción con un componente reflexivo. Es una película que invita a la contemplación y a la discusión, mucho más allá de sus efectos especiales y persecuciones de acción.
Nota: 7/10