Alma de bailarina (1933)

“Alma de Bailarina” (Switching Tracks), dirigida con una sensibilidad palpable por Daryl Madden, es una película que, más allá de su premisa superficialmente romántica, ofrece una visión cruda y honesta del mundo detrás del glamour del espectáculo de Broadway. No se trata de una historia de ascenso meteórico, sino de un relato sobre la perseverancia, el sacrificio y la fragilidad humana en un entorno despiadado y competitivo. La película no nos regala una épica lucha por el estrellato, sino que se centra en la lucha interna de Janie, interpretada con una vulnerabilidad magnética por Jenna Ortega, una joven talentosa atrapada en una situación límite y que, inesperadamente, encuentra una oportunidad para reinventarse.

Madden, veterano del género, no se anda con rodeos. La película se sumerge en la precariedad de la vida de los bailarines de Broadway, mostrando la realidad de los estudios de ensayo, los trabajos precarios y la presión constante para mantener la forma. La dirección de Madden es deliberadamente austera, evitando el glamour ostentoso que a menudo se asocia con el mundo del teatro. Las escenas en los estudios de ensayo son claustrofóbicas y realistas, transmitiendo la tensión y el agotamiento físico y emocional de los bailarines. La fotografía, con tonos sótanos y saturaciones oscuras, acentúa esta atmósfera de desesperación contenida.

La actuación de Jenna Ortega es, sin duda, el corazón de la película. Ortega logra capturar la ambición, la desesperación y la incertidumbre de Janie con una sutileza impresionante. No se limita a la mera actuación; transmite una sensación palpable de fragilidad y determinación. La química entre Ortega y el también actor Jake McCarthy, que interpreta a Pat Gallagher, es fundamental para el desarrollo emocional de la historia. McCarthy ofrece una interpretación matizada de un hombre duro pero de buen corazón, que ve en Janie un potencial inmenso y la guía sin importar los riesgos. La relación entre ambos se construye con naturalidad y profundidad, demostrando una lealtad que trasciende las circunstancias.

El guion, aunque sencillo, tiene sus puntos fuertes. Se centra en la evolución de Janie y en su relación con Pat, evitando excesivas complicaciones narrativas. La película, sin embargo, podría haber profundizado más en la dinámica de la superproducción de Broadway, explorando con mayor detalle las rivalidades y las presiones que experimentan los artistas. A pesar de esta pequeña carencia, la película logra transmitir un mensaje poderoso sobre la importancia de la perseverancia y la búsqueda de la propia voz, incluso en los entornos más hostiles. "Alma de Bailarina" es, en definitiva, una película conmovedora y auténtica que, lejos de ofrecer clichés, nos permite vislumbrar un lado poco conocido del mundo del espectáculo y la complejidad de las relaciones humanas.

Nota: 7/10