Alma en suplicio (1945)

“Alma en suplicio” es un estudio de personajes increíblemente complejo y, a la vez, profundamente humano. Joan Crawford, en una de sus actuaciones más memorables, encarna a Mildred Pierce no como una heroína glamurosa, sino como una mujer con una voluntad inquebrantable forjada en la adversidad. La película no busca presentarnos una matriarca ejemplar; más bien, nos sumerge en la disonancia de una mujer que prioriza el éxito y la independencia a costa de las relaciones personales, incluso con su propia hija, la enérgica y atormentada, Catherine.

La dirección de Vincente Minnelli es magistral, utilizando una paleta de colores y una composición visual que reflejan el cambio gradual de Mildred, de una mujer socialmente aceptada y adinerada, a una figura más dura y pragmática. Hay una elegancia formal en la puesta en escena que contrasta fuertemente con la creciente oscuridad que envuelve a Mildred. El uso del espejo, omnipresente en la narrativa, es particularmente efectivo, representando tanto la autopercepción de Mildred como las miradas críticas que recibe de su entorno.

La actuación de Joan Crawford es, sin duda, el corazón de la película. Ella no se limita a interpretar a una mujer ambiciosa; transforma a Mildred en una presencia imponente, una mujer con una determinación casi enfermiza. La tensión en sus ojos, la frialdad en su voz, la mezcla de vulnerabilidad y ferocidad... todo comunica la complejidad de un personaje que lucha por mantener el control en un mundo que no siempre es justo. La rivalidad con la viuda, Ruth Fisher (Gene Tierney), es excepcionalmente bien jugada, generando una tensión palpable y un duelo de voluntades que define gran parte del conflicto narrativo. Tierney, a su vez, ofrece una interpretación sutil pero contundente, capturando la fragilidad y el resentimiento de Ruth con gran maestría.

El guion, adaptado de la novela de Phillips Van Zandt, es inteligente y no rehuye la ambigüedad moral. No hay justificaciones absolutas para las acciones de Mildred. Sus decisiones, aunque a veces despiadadas, se entienden en el contexto de una época donde las mujeres no tenían muchas opciones. El guion explora temas como el poder, el privilegio, la maternidad y la búsqueda de la identidad con una honestidad que, para su época, era bastante audaz. La película no ofrece soluciones fáciles ni finales felices tradicionales. El final, amargo y realista, deja al espectador reflexionando sobre las consecuencias de las elecciones de Mildred y la naturaleza del éxito.

A pesar de su longevidad, “Alma en suplicio” sigue siendo una película impactante y relevante. La belleza visual, las actuaciones excepcionales y la trama compleja la convierten en una joya cinematográfica que merece ser vista y analizada. Es un retrato convincente de una mujer que se enfrenta a las limitaciones impuestas por la sociedad y lucha por construir su propio destino, con un precio considerable.

Nota: 8.5/10