Alta tensión (1987)

“Alta tensión” (1980), la octava incursión de James Bond en la pantalla grande, no es quizás la obra maestra de la franquicia, pero sí una película con un nervio que, a pesar de su época, sigue siendo palpablemente presente. Peter Hunt, director antes del drama “El último tren”, entrega un thriller británico gélido, un estudio de paranoia y traición donde la atmósfera sombría y la amenaza constante son más importantes que los efectos especiales deslumbrantes. La película se centra en la desconfianza, un tema recurrente en la saga, pero aquí materializado de una forma particularmente efectiva.

La trama, si bien predecible en su núcleo, funciona muy bien gracias a un guion que se centra en la incertidumbre. El giro de la historia, la implicación de Whitaker en el complot, es revelador y obliga al espectador a cuestionar la veracidad de cada personaje. La película evita las concesiones al espectáculo, priorizando la tensión psicológica. No hay explosiones desmedidas ni persecuciones grandilocuentes; en cambio, se apuesta por la claustrofobia, el asedio constante y la sensación de que alguien te está observando desde las sombras. El conflicto entre Bond y Koskov, inicialmente percibido como un enfrentamiento por la traición, evoluciona hacia una compleja danza de desconfianza y supervivencia. La idea de que Koskov, un desertor, podría estar manipulando a Bond desde el principio, es particularmente inquietante y añade una capa de dramatismo al relato.

La película cuenta con un reparto sólido, aunque con algunas actuaciones ligeramente desiguales. Sean Connery, ya en sus últimos años como Bond, ofrece un retrato más amargado y desilusionado del espía, a quien se le ve como un hombre cansado, marcado por sus experiencias pasadas. Christopher Lee, como el general Whitaker, es simplemente magistral. Su presencia es amenazante y su ambigüedad moral añade una dimensión interesante al villano. También destaca Geraldine Somerville como la joven y manipuladora Lena, la novia de Koskov, una mujer que se ve atrapada en el fuego cruzado de una conspiración mucho mayor de la que piensa.

En términos de dirección, Peter Hunt crea una atmósfera densa y opresiva. El uso del color, predominantemente azul y gris, contribuye a esta sensación de frialdad y desolación. La banda sonora de John Barry, con su sintetizador icónico, se integra perfectamente en el tono general de la película, añadiendo una capa de tensión subyacente. Si bien la fotografía de Ken Ralston tiene algunos momentos destacables, es el montaje de John Bond quien, a través de sus cortes y desplazamientos de cámara, logra mantener el espectador al borde de su asiento. En definitiva, "Alta tensión" es una película que, a pesar de sus limitaciones técnicas, supo capturar la esencia del suspense y la paranoia, elementos que hacen de James Bond un personaje tan popular a lo largo de las décadas.

Nota: 7.5/10