Alter weisser Mann (2024)

“Alter weisser Mann” es, en su esencia, un pequeño torbellino de desconcierto y humor inteligente. La película, dirigida con un pulso relajado por Jörg Rieger, no intenta generar una revolución cinematográfica, sino que se dedica a diseccionar la incomodidad que surge cuando la tradición se ve desafiada por la modernidad, un tema que, a pesar de ser recurrente, se aborda aquí con una frescura inesperada. El resultado es una comedia de situación que, lejos de ofrecer respuestas fáciles, se queda en un terreno de ambigüedad y observación social.

La actuación de Jan Josef Liefers como Heinz Hellmich es, sin duda, la piedra angular de la película. Liefers, con su habitual maestría, transmite la torpeza y la desesperación de un hombre atrapado en su propia obsolescencia. No se trata de un villano ni de un personaje caricaturesco, sino de un hombre que, a pesar de su aparente rigidez, anhela ser aceptado y reconocido. La evolución de su personaje, a lo largo de la trama, es sutil pero efectiva, mostrando cómo la presión y la necesidad de adaptación pueden revelar capas ocultas de vulnerabilidad.

La película se beneficia enormemente de las interpretaciones de los actores secundarios. Nadja Uhl aporta una elegancia y una melancolía que complementan a la perfección el personaje de Hellmich, mientras que Elyas M'Barek ofrece un alivio cómico y una mirada refrescante a las nuevas generaciones. Friedrich von Thun, con su rostro curtido por la vida, interpreta al jefe de Hellmich con una sutil autoridad que nunca se vuelve amenazante. Las interacciones entre estos personajes, a menudo llenas de tensiones subyacentes, son donde la película alcanza su mayor interés.

El guion, escrito por Paul Setzkert, es el punto más fuerte de “Alter weisser Mann”. Evita los clichés y las soluciones fáciles, y se centra en las consecuencias de las decisiones de Hellmich y la manera en que éstas afectan a su familia. La película no juzga a sus personajes, sino que los presenta como individuos con sus propias motivaciones y miedos. La comedia surge de la incomodidad y de la incapacidad de los personajes para comunicarse, más que de situaciones absurdas o diálogos forzados. La dirección de fotografía es discreta pero eficaz, utilizando colores apagados para reflejar el ambiente conservador de la casa de Hellmich, y contrastando con tonos más vivos en las escenas que representan la apertura a nuevas ideas. Es una película que, a pesar de su temática aparentemente sencilla, invita a la reflexión sobre el cambio y la dificultad de adaptarse a una sociedad en constante evolución.

Nota:** 7/10