American Honey (2016)

“American Honey” no es una película que se puede resumir fácilmente. Es una experiencia, una inmersión en un mundo de juventud turbulento, de límites borrosos y de sueños rotos. Chloe Grace Meek, como Bee, nos presenta a una adolescente de 19 años que parece haber abandonado cualquier atisbo de inocencia y se ha convertido en una superviviente ambulante, un zorro astuto en un terreno inhóspito. La película se centra en su viaje a través de los estados del centro-oeste de Estados Unidos, vendiendo suscripciones de una revista de moda y escapando de un pasado complicado y de las consecuencias de sus acciones. Sin embargo, la verdadera fuerza de la película reside en la complejidad de su protagonista y en la forma en que Honey, como se le llama a Bee, intenta, a su manera, aferrarse a algo que se le escapa entre los dedos.

Dirección de Richard Linklater, conocido por su estilo contemplativo y su enfoque en los personajes, ofrece un retrato sorprendentemente honesto y sin concesiones de esta realidad marginal. El ritmo de la película es deliberadamente pausado, permitiendo al espectador absorber la atmósfera opresiva y desoladora de los lugares que Bee visita. Linklater no juzga a sus personajes; en cambio, los presenta con una mezcla de empatía y desapego, permitiendo que el espectador comprenda, aunque no necesariamente apruebe, sus decisiones. Las largas tomas y la fotografía, con sus colores terrosos y el uso de la luz natural, contribuyen a la sensación de aislamiento y vulnerabilidad que impregna la película. La banda sonora, con canciones de artistas como Springsteen y Neil Young, refuerza el sentimiento de nostalgia y desencanto.

Las actuaciones son particularmente destacadas. Meek es fenomenal como Bee; su interpretación transmite la agilidad mental, la determinación y la profunda soledad de la protagonista. Su mirada, por momentos llena de ingenio, por otros, de un miedo palpable, revela la carga emocional que lleva consigo. Además, las actuaciones secundarias, protagonizadas por actores noveles como Shia LaBeouf y Aiden Wolffe, son convincentes y añaden profundidad al mundo de la película. La química entre los personajes es notable, especialmente en la relación de Bee con Augie (LaBeouf), un joven que le ofrece una forma de compañía y aventura, aunque a un precio alto.

El guion, adaptado de la novela homónima de Hannah Wilsted, es lo más vulnerable de la película. A pesar de su retrato realista, a veces se siente un poco torpe y la trama se desvela a ritmo lento, dejando al espectador con la sensación de estar observando a Bee desde una distancia incómoda. El conflicto central, la inevitable caída de la protagonista tras su estilo de vida desenfrenado, es inevitable, pero la película no siempre explora las razones detrás de su comportamiento de la manera más profunda que podría haberlo hecho. Sin embargo, la honestidad brutal con la que se presenta la vida de Bee y la falta de sentimentalismo son, en última instancia, lo que hacen que “American Honey” sea una película memorable y provocadora.

Nota: 7/10