American Playboy (2009)

“American Playboy” se presenta como una comedia de enredos con la promesa de una mirada desenfadada al hedonismo y a la superficialidad de Hollywood. Sin embargo, la película, dirigida por Jay Sandrich, ofrece una experiencia más ambigua y, a veces, frustrante. La premisa inicial, con Ashton Kutcher interpretando a Nikki, un hombre en la cima de su éxito y fama gracias a su encanto, resulta intrigante y ofrece la posibilidad de explorar las consecuencias de una vida basada en la apariencia y el placer inmediato. Sin embargo, la película no se atreve a profundizar lo suficiente en las motivaciones de su protagonista, ni explora en detalle el vacío que parece albergar en su vida.

Anne Heche, en el papel de Samantha, la abogada que aloja a Nikki, aporta un toque de complejidad a la narrativa. Su personaje, a pesar de ser en apariencia un contrapunto racional y trabajador frente al comportamiento hedonista de Nikki, también exhibe una melancolía subyacente y una soledad palpable. La química entre Kutcher y Heche, si bien no alcanza momentos de verdadera chispa, contribuye a que las interacciones entre ambos personajes no se perciban como meras transacciones, sino como una especie de danza incómoda de deseos y expectativas no satisfechas. Margarita Levieva, interpretando a Heather, la camarera que despierta el interés de Nikki, ofrece una actuación sólida, transmitiendo una vulnerabilidad y un espíritu libre que contrasta fuertemente con la ostentación de su protagonista. Sin embargo, su personaje, aunque bien construido, se siente algo relegado a un papel secundario y carente de desarrollo completo.

El guion, escrito por Steve Jacobs y Jim Phelan, se apoya en un ritmo lento y deliberado, buscando la tensión a través de la construcción de expectativas y la insinuación. Sin embargo, esta lentitud, a veces, se convierte en un obstáculo, y la película se arrastra sin ofrecer suficientes momentos de verdadera comedia o sorpresa. Los diálogos, aunque bien escritos en su mayoría, a menudo son excesivamente explicativos, desviando la atención del espectador y reduciendo la fuerza del suspenso. La dirección, por su parte, es competente pero carente de una visión particular, optando por un estilo visual relativamente plano y sin grandes artificios. Se observa un intento de generar un ambiente sofisticado, con planos elaborados y vestuario impecable, pero sin lograr transmitir una atmósfera cohesiva.

“American Playboy” no es una obra maestra, ni tampoco una decepción absoluta. Es una película que ofrece algunas ideas interesantes, pero que no logra alcanzar su potencial. La actuación de Ashton Kutcher es correcta, aunque limitada, y la presencia de Anne Heche y Margarita Levieva es un punto a favor. Finalmente, la película intenta ser una crítica a la cultura del consumo y la superficialidad, pero la ejecución es demasiado superficial para realmente dejar una impresión duradera. Es un entretenimiento ligero para una noche de cine, pero no mucho más.

Nota: 6/10